Capitulo 1

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          Ni el pasado ha muerto
             ni está el mañana,
             ni el ayer escrito.  

15 años después.


—No entiendo porque la prensa está buscando información de mi pasado, me prometiste que te encargaste de eliminar cualquier antecedente.

—Hija, hay datos de los que simplemente ni siquiera yo sabía que existían.

— ¿Por qué saben de ella?- El temor nuevamente volvía, la histeria de que todo lo que había construido para que se hundiera ese pasado regresaba por un periodista de cuarta que escribió una par de líneas que en años pensé en ver.

—Existen datos sobre ella en un hospital, son mínimos. Sin embargo el los encontró, de ahí consiguió los de tu madre....—

— ¡Ella no es mi madre!— No importaba la nueva vida que tuviera, ni los lujos. Hay temas que simplemente son duros de llevar. — Lo siento papá, necesito saber el nombre de este periodista.

Flash back

—No atiendo hoy, si quiere puede venir mañana. —Sus ojos eran tan parecidos a los de la niña, aquella que en este momento se encontraba dormida en una camilla de hospital. La gran diferencia es que esta mujer estaba totalmente perdida, no existía ninguna posibilidad de rescatarla. En cambio aquella niña, aunque sea un mínimo de esperanza existía en sus ojos, solo necesitaba alguien que le demostrara que todo lo que vivió no es lo único que existe.

—No quiero sus servicios, quiero los de su hija. — Su rostro se endureció notoriamente, cada parte de su cuerpo se tensó.

—Señor, sé muy bien quién es usted. No me sorprende ver a los de su clase, son nuestros mejores clientes en el Bulletod. Así que seguro uno de sus amigos le hablo de esa niña, pero resulta que ella no está disponible. Puede venir mañana, si deja un buen abono le conseguiré de las mejores.

—No nos estamos entendiendo. Nadia, o mejor te llamo Diana Wade. — Me acerque a ella, podía reconocer que sabía que yo no era un cliente. Venia aquí por algo mucho más grande. Se levantó rápidamente, quedando muy cerca de mí.

— ¿Quién le dijo mi nombre?— Me pregunto en un susurro, vigilando que nadie más escuchara nuestra conversación.

—Sería interesante responderle y poder ver su expresión. Pero como sabrá, me gusta la intriga.

—Nadie sabe mi nombre. ¿Dígame que es lo que quiere?—Estaba desesperada, lo único que la protegía en este mundo era guardar su identidad.

—Quiero que cierres este local y que te entregues a la policía. — Su pánico era evidente, incluso la torpeza de sus movimientos la delataba. Cogí su mano con brusquedad quitándole su celular, seguramente quería llamar a sus matones. —No digas ninguna palabra, camina directamente a esa habitación. Si no lo haces iras a acompañar a tu noviecito. —Saque a relucir el arma que portaba, lo suficiente para que solo ella pudiera verla. Su mirada se perdía buscando una salida que no encontraría. Puse la pistola apretando su espalda empujándola hacia una de las habitaciones.

—Por favor, suélteme. Le juro que le daré la mejor noche de su vida. — Me largue a reír. La di vuelta, esta vez ya no apuntaba a su espalda, sino que directamente a su frente.

—Jamás me acostaría con una perra como tú. Tu hija sintió esto, el temor que recorre cada parte de tu cuerpo, la desesperación de saber que no alcanzaste a realizar tantos planes que anhelabas.

—No, no. Mi hija, mi niñita. ¿La encontraste? ¿Cómo está mi bebe?— Lagrimas falsas recorrían su rostro. El instinto de supervivencia esforzándose al máximo. Que estúpida mujer. Un golpe certero con el arma en toda su mejilla impacto fuertemente provocando que esta cayera al suelo.

Segundos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora