"Quería abrazos, miradas de preocupación. Anhelaba amor, un amor que por naturaleza no deberia haber pedido. Excepto a ti, mamá."
Estar aquí, nuevamente tratando de arreglar aquello que ella ha roto, imaginando tal como la ultima vez que jamas tendría que volver a hacerlo. El poner esperanzas en algo que sabemos que jamas pasara es parte de la especialidad de gente como tu y yo, creemos que por alguna razón seremos las escogidas luego de tanto sufrimiento para ser eternamente felices. Yo soy Chloé Hatt, experta en ilusionarme, en armar lo que esta destruido y pegarlo como si ya no se fuera a romper nunca más. El problema de reunir piezas cuando ya han estado rotas, es que la próxima vez que se caigan, no habrá forma de repararlo nuevamente. Así que mientras puedas, trata y haz todo lo posible para no romperte otra vez, tal como yo lo estoy haciendo ahora.
—¿Señorita?—Mi mirada se enfoco en aquella joven, me miraba intrigada. Posiblemente he estado parada enfrente de ella un buen tiempo sin decir nada. Me pregunto por qué ella esta aquí, que hace que una persona termine trabajando en este lugar. —Mire, si quiere puede sentarse. Estaré aquí enseguida, debo llevar unos documentos al....
— Diana Wade, yo...necesito hablar con ella,—Desvié mi mirada.— Soy su hija.
— Claro, déjeme verificar la información. ¿Cuál es su nombre?— ¿Mi nombre? ¿Acaso tengo uno realmente?
— Chloé Hatt.—Un hombre de aproximadamente unos treinta años me sonrió,imbécil
— Olivia, vete. Yo me encargo. —La joven lo quedo mirando dudosa, pero solo un gesto de él fue necesario para que no dudará ni un segundo más.—Lamento eso, no queremos que dejes de ayudarnos. Gracias a ti mucho de nuestros pacientes han estado mejorando.
— Pensé que con el dinero que les estoy dando no seria necesario entregar mi nombre a una completa extraña. ¿Desde cuando has estado contratando nuevos empleados?
— Tranquila, Olivia es una paciente. Es parte de su terapia, no tiene familia, incluso ya no tiene un diagnostico que la amarre aquí, pero este lugar es todo lo que tiene. —Lo quede observando, estaba molesta. El era responsable de que esa mujer hablará.
— Sabes perfectamente que odio este lugar, lo que cuida este lugar o cuidaba. Ella no puede recibir ninguna visita, sin embargo,te pregunto. ¿Por qué habló ella con un tal Nathan Ryder?—No dude, no pestañee, ni siquiera grite. Sabia que la forma en que mi mirada lo atravesaba era suficiente.
— Te juro que no tenia idea de lo que haría. La primera vez que vino uno de mis empleados lo dejo entrar. Yo inmediatamente..
— ¿La primera vez que vino?—Mi voz fue baja, casi un susurro. No necesito ser fuerte para cortar el aire del imbécil que tenia en frente.
— La segunda vez, conversamos. Me mantuve firme, pero antes que tu están todos mis pacientes primero. No malinterpretes, tu ayuda ha sido de gran importancia, pero no nos permite crecer. El nos abrió el mundo. —Ya esta, se acabo.
— ¡Si querías mas puto dinero solo tenias que pedirlo!—Me pase las manos por el cabello frustrada. Asqueada por la incredulidad con la que creí, pensando que un buen montón de dinero sería suficiente. —Podría haber escogido cualquier otro lugar, pero me arriesgue por tu sueño, por tu nobleza. Fuiste tan creíble.—Me reí en forma seca.—Dije; este chico es honesto, que ironía.
— No se trata de dinero, él quiere que crezcamos, que lleguemos a más. Tu solo quieres que este lugar no se vea, nadie lo vea.
— Tu dices que proteges a tus pacientes, que tienen el derecho a tener un sueño. Pero, mírame cuando te digo esto, eres una mierda de persona. Ni siquiera pienses que eres un buen hombre, porque tu sueño, esta destruyendo mi vida.—Le quite la tarje de acceso de su delantal, no me detuvo.
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Segundos.
RomanceCada segundo del día pasa sin piedad alguna, no importa si fue un segundo exitoso o malo, simplemente continua hasta que finalmente esos segundos son horas, días, años. Miles de segundos, sin embargo, en ocasiones tan solo se necesita de un segundo...