13 de Febrero

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Observó a su alrededor, el río que se extendía frente a ella era indudablemente hermoso. El escuchar el sonido de la cascada le parecía relajante. El cántico de los pájaros la hacía querer quedarse de por vida en aquel lugar, sin preocupaciones, sin dolor.

Sin fingir.

Se había levantado muy temprano y tras desayunar, se había tomado un pequeño mapa del lugar y cuando miró el río, sus ganas de despejarse de todo, le habían ganado.

Llevaba toda la mañana en aquel lugar, sentada en aquella roca, observando como el agua caía y se desplazaba. Tratando de relajar sus pensamientos, tratando de ver que era precisamente lo que debía de hacer con su vida, tratando de buscar alguna respuesta a todas aquellas preguntas que la habían estado atormentando los últimos días.

Había pensado en Brisa, Brice, en Cira con Caleb, en Darise y Max, en Ariel. En todos.

Había analizado todo lo que había escuchado a Gabriel decir sobre Cira y Caleb, creía que aquel tema se había quedado en el olvido, tal vez, solo se trataba de que ella verdaderamente deseaba que quedase en el olvido, pero se le había hecho completamente difícil. Aún le seguía doliendo la traición de su mejor amiga, aún las palabras crueles de Gabriel, seguían grabándose en sus pensamientos, la manera tan cruel en la que había tratado a Cira.

Sabía cómo era Gabriel, lo conocía a la perfección. A él no le gustaba mostrar sus sentimientos, porque cuando los mostró fue vilmente dañado, ella había sido testigo de cuanto dolor había sentido Gabriel, lo entendía.

Cuando Cira y Gabriel empezaron a llevarse bien, ella realmente se sintió la persona más feliz del mundo. Sus mejores amigos se habían vuelto cercanos, Gabriel había dejado de encerrarse en su propia burbuja, había vuelto a confiar, había vuelto a sonreír.

No quería ni imaginarse el dolor que había sentido Gabriel al enterarse de la verdad, porque él también había confiado en Cira siendo una buena persona, porque él también se había convertido en alguien cercano a ella. Él también se había sentido impotente al no saber qué hacer, si decirle a ella o quedarse callado, con la culpa carcomiéndole.

Y sí, era justo como ella se sentía en aquellos momentos.

No sabía si decirle a Darise lo que había visto. Sabía que si le decía era para ponerle fin a todo, a lo que Darise sentía por Max y lastimarlos a ambos, cumpliendo el capricho de Dilse. Pero, si ella se quedaba callada sería peor, porque Darise se enteraría por sí misma y se dañaría aún más.

No sabía qué hacer.

Pensaba todos los días en sus hermanos, especialmente en Brisa. Pensaba en qué era lo que había ocurrido para que Brisa fuese tan cruel como lo era. Trataba de recordar algo que ella hubiese hecho para molestar a su hermana pero no había nada. Trataba de buscar alguna justificación para todo el daño que había hecho Brisa, pero no encontraba ninguna.

Muerta por 28 días [FEM#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora