Briana Smellie es una chica que cree tener todo y ser completamente feliz, pero ¿Alguna vez te has preguntado que sería de las personas de tu alrededor, si murieras? Esa pequeña pregunta la torturó por mucho tiempo. Sabía que todos lo responderían s...
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Primera parte ×××
Frío. Tenía demasiado frío.
Su cuerpo titiritó y se acobijó aún más. No había parado de llorar y torturarse por lo que había escuchado la noche anterior.
Ni siquiera le avisó a su prima, ella simplemente había salido de aquel lugar como si hubiese sido poseída por el mismísimo flash. Al llegar al departamento lo único que hizo fue tirarse a la cama y llorar como había querido hacerlo unos minutos atrás.
Su mejor amiga. La chica a la que ella consideraba prácticamente su hermana.
Ni siquiera le dolía el hecho de que Caleb la había engañado. No, lo que le dolía era que su mejor amiga la había traicionado y no había confiado en ella como decía hacerlo. Lo que más le dolía era que ella confiaba ciegamente en Cira y constantemente le confesaba como se sentía respecto a Caleb.
¿Cuánto tiempo había estado enamorada Cira de Caleb? ¿Por cuánto tiempo la habían engañado? Se sentía como una completa estúpida, la habían engañado en su propia cara y ella ni siquiera se había enterado ¿Quiénes más lo sabían? ¿Quién más se había estado burlando en su propia cara? ¿Debía de dudar de las personas que más decían quererla?
Porque al solo recordar las miles de veces en las que Cira le decía cuanto la amaba, cuanto la consideraba su hermana, porque al solo recordar las miles de veces en las que Cira se mostró completamente agradecida con ella, solo la hacían dudar.
Porque probablemente aquello también era mentira.
Y Caleb... Ella ni siquiera sabía cómo se sentía al respecto con él.
Ella había confiado ciegamente en él, en lo que al parecer él sentía por ella. Ella había confiado en todo lo que él le decía, se suponía que tenían una buena relación, basada en la confianza y el amor.
Estaba demasiado equivocada.
Todo lo que le había dicho Caleb, era mentira. Todo el amor que juró tenerle, era falso.
Ya ni siquiera sabía distinguir que había sido cierto de todo lo que él le había dicho.
Y agradecía el simple hecho de no haberse enamorado locamente de él, porque de otra manera ella se encontraría con el corazón en miles de pedazos, sin poder repararlo en mucho tiempo. Por primera vez en mucho tiempo, agradecía el hecho de no haber olvidado por completo a Ariel.
¿Por qué le iba tan mal en el amor? ¿Qué había hecho ella para merecer aquello?
Entonces dejó de sentirse culpable por el hecho de solo haber sentido cariño por Caleb, por primera vez se permitió no sentirse culpable de estar con Caleb aun cuando no olvidaba por completo a Ariel.
Aquello por primera vez se sintió bien.
Porque Caleb no era el santo que decía ser y era donde entendía lo que muchos le habían advertido; Caleb no era lo que decía ser.