Cap.8

27 0 0
                                    


Estaba dentro, tan dentro.

y cuando llegamos, cerré la puerta tras de mí y ella me miró, con aquellos inmensos ojos cafés que si los veías a su primer despertar de la mañana, su oscuridad noctura se despierta y es como tomar un chocolate caliente antes de dormir.

Su expresión de tanta confusión me descolocaba, así que le regale una sonrisa y me acerque mientras que ella, como queriendo que pasara, retrocedía.

y mis manos se posaban en su vestido.

"no."

¿no?¿me iba a decir que no, después de insinuarse de esa forma?

"lo hago por nosotras, cariño..".

Y sus manos  ahora inmovilizadas, sus labios empezaron a moverse

y mi mano libre deshaciéndome de su vestido.

"Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre..." 

¿estaba rezando?¿pidiéndole a Dios?

mis dedos se deslizaron y ella cayó y empezó a sollozar.

"te has vuelto estúpida con esos amigos tuyos.."

seguí tocando y besando todo lo que pude, escuchando sus suspiros  y sollozos, extendiendo sus suaves y palos muslos, rodeando sus piernas en mi cintura, dejándose hacer.

" sabía que te gustaría, amor...eres tan cálida"

ella quedaba en silencio  y yo solo tomé todo.

pero no era suficiente, no lo era

no lo era

aún no

no cuando al fin era mía para siempre


WendyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora