Detrás de esa sonrisa y ojos verdes

Capitulo 6: sin arrepentimientos

Posiblemente había tomado una mala decisión, o posiblemente la mejor de mi vida, aunque si no tuviera la enfermedad, ¿cuanto hubiera tardado en decirme lo que siente? ¿O jamas hubiera pasado algo? Posiblemente lo segundo, ya que lo conocía perfectamente, como el a mi, y, aunque supiéramos los sentimientos mutuos no nos atreveríamos a decirlo en voz alta, pero como estaba al borde de la muerte no había de otra...

Me desperté temprano, apenas habían unos rayos de luz, dándome a entender que hacia poco había sido el amanecer, gire como pude la cabeza y vi a Tomas, durmiendo plácidamente a pierna suelta en el sillón.

Me levante sigilosamente de la cama, y con suma lentitud, pero, al momento que mis pies habían hecho contacto con el suelo frío, casi soltaba un gemido, pero de alguna forma u otra había controlado eso.

Cuando llegue junto al sillón, me senté con las piernas cruzadas y recargue los brazos en el hueco que había dejado entre su rostro y la orilla, y luego de un rato, con un dedo tembloroso, el cual parecía mas rígido que normalmente, comencé a delinear el perfil de Tomas, empezando por la frente, pasando por su nariz, rozándole los lindos y carnosos labios.

Esa acción comenzó a ser involuntaria, como si mi dedo cobrara vida propia y se moviera por si sola, aunque, después de unos minutos, vi que Tomas abría muy lentamente los ojos, entonces nuestras miradas se cruzaron, me dedico una sonrisa perezosa.

-Buenos días- le susurre

-Buenos días- me contesto con voz ronca

Aun mi dedo estaba en su cara pero Tomas tomó mi mano y la puso sobre su boca y empezó a depositar pequeños besos

-¿que estabas haciendo niña insolente?-

-rasguñandote la cara- le conteste con naturalidad

-¿quieres un novio feo?- me dijo con burla

-¡pero ya lo estas!- contraataque

-si como no-

Tomo mi mano y tiro de ella para atraerme hacia el, me abrazo, acomodo su cabeza en la curva de mi hombro y mi cuello

-se que me amas y no lo puedes negar- dijo con un tono serio pero a la vez irónico

-la verdad es que no, no puedo- pase mis brazos por debajo de los suyos y lo abracé

Me dio un beso en el cabello y sentí su respiración

Entonces empece a sentir unas ganas de llorar

-¿que sucede?-

-¿como será... Como será cuando ya no pueda moverme?-

-no seas idiota...-

-no lo soy, estoy siendo realista-

-pues no importa que te lleve cargando a todos lados, nunca te separaras de mi lado-

-no seas idiota- le dije en el mismo tono en el que me lo dijo a mi

-no lo soy, soy realista- contra ataco

Ambos nos reímos

-esto de verdad apesta- le dije con una sonrisa irónica

-si- fue su contestación

Quiero mantener la sonrisa en mi rostro, pero los cristales enterrados en mi piel se profundizan por si solos, mientras mi final prosigue su camino...

-vamos de día de campo-le dije

-¿por qué tan de repente...?-

-porque quiero hacer todo lo que pueda antes de que suceda algo peor-

Sonrió triste y me acaricio el pelo

-todo lo que tu quieras-

Trate de levantarme pero mis piernas no respondían

-maldita sea...-

-¿que sucede?-

-no puedo pararme-

Tomas se levantó rápidamente y se puso a mis espaldas y me ayudo

-algo tan simple y ya no puedo...-

-aun puedes-

Cuando ya estaba de pie mis piernas parecían volver a cobrar vida

-aun- repetí su palabra

-Helena... Si vuelves a decir mierda depresiva te pondré chiles adentro de la nariz-

Lo mire aterrada, el era capaz de hacerlo

-ok ok... Perdón, es que todo esto me pone así-

-lo se, pero para eso estoy aquí, para eso estamos aquí, nosotros te vamos a animar y apoyar en todo hermosa...-

sentí una descarga eléctrica al escuchar hermosa

-si, ok, lo intentaré-

-esa es la Lena que conozco-

-estoy tan feliz que estemos juntos, es casi irreal-

Tomas sonrió

-creo lo mismo- me abrazo y me dio un beso en la mejilla-hoy me iré antes para preparar todo lo de nuestro día de campo-

-quiero ayudarte-

-pero...-

-pero nada, no quiero quedarme sin hacer absolutamente nada-

Vi como suspiraba

-esta bien, iré a ver si te permiten salir-

-¡gracias!- lo abrace con mas fuerza

El se rió

-si si, me debes tu virgi...-

-¿¡que!?- me separe bruscamente de el

-nada nada era mentira-

-¿¡que ibas a decir!?-

-¡nada nada! Iré a buscar al doctor-

-pero q...-

-al rato nos vemos- salió pitando de la habitación

-que rayos iba a decir ese pervertido...-

Me senté en la cama y me puse a esperar a que volviera