Capítulo 5 - ¿Tres amigos?

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Era una asquerosa mañana de Primavera..., los pájaros me rompían los oídos , una luz irritante entraba por la ventana estampándose en mi cara y el fuerte aroma de la hierba húmeda me sacudía el cerebro. Un día en el que decidí seguir durmiendo un par de horas más.

No quería levantarme, tenía el presentimiento de que algo iba a pasar hoy, pero seguro que no sería tan horrible como mañana, el día del baile.

Un chica de cabellos rojos caminaba por los pasillos con la sonrisa más amplia de felicidad que jamás pudieses ver en ella, junto con un joven albino muy bien vestido.

Ella cargaba con un par de libros y el príncipe, a su lado, la ayudaba con un montón más grande.  Aparte de ser una gran herbolista parecía tener una relación muy estrecha con el príncipe de palacio.

-No me ha llegado información sobre que necesitábamos personal- Contestó el chico algo sorprendido sin quitar la vista de la peli-roja, lo que peligraba para que el tropezase, pero no le importaba, parecía que todo su mundo se dirigía entorno a ella.

-Aún así... podríais hacerle un hueco, Zen. No hay domadores en palacio-

-Pero no los necesitamos, Shirayuki-

Con un mueca algo decepcionada miró los libros y de repente Zen sintió como su corazón se lo apretaban con ira ¿Culpabilidad? No podía hacer nada, haría lo que fuese necesario para tenerla feliz.

Tras un corto suspiro apoyo los libros en una mesa junto a la puerta de la biblioteca y toca las dos manos de Shirayuki compartiendo el peso de los libros.

-Esta bien, pero primero iré a verla en persona- Entonó con una sonrisa.

Sin responder, Shirayuki le miró directamente a sus ojos con su envolvente feliz sonrisa.

-Gracias Zen-

Tras esas cortas palabras, Zen se acercó al rostro de Shirayuki y le besó la mejilla.
Para cuando se separó de ella, agarró los libros que aún mantenían en el corto espacio entre ellos, colocándolos sobre la mesa.

Shirayuki, sonrojada por su acto, se quedó algo inmóvil en el sitio y lo que parecían segundos se volvieron minutos de miradas únicas hasta que llegó Mitsuhide.

-¡Ah! Por fin te encontré- Con la aparición de  esa voz, Shirayuki se separó un poco de Zen e intento saludar lo más corriente posible a Mitsuhide.

-Tenemos mucho trabajo. Hoy olvídate de las escapadas, mañana es el baile real en honor a la boda de tu hermano y hablando de él, ya tiene que estar en camino-.

Shirayuki observaba a Zen, que respondía sin ganas y con desánimo. Pero no se olvido de despedirse adecuadamente de su amada Shirayuki y mucho menos olvidaría que hoy debería hablar con esa chica.

Después de una larga mañana, tras la comida del medio día, Zen salió corriendo del comedor para buscar a aquella muchacha.
Aparte de que se lo prometió a Shirayuki, tenía curiosidad por cómo podía ser si tanto interés le había cogido ella.

————

Aaagh... desde luego. Que día más aburrido.
Tengo mi plan perfectamente ordenado, sincronizado a la perfección y nada podría fallar, excepto mi paciencia.

[ Obi x Tú ] En busca y capturaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora