❇ Capítulo único.

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—¡Ven con nosotros al Karaoke, Yuuri!

Yuuri interrumpe su elaborado trabajo de atarse las agujetas de las deportivas, elevando el rostro para cruzar miradas con los ojos de su senpai, acompañado de los labios sonrientes de su mejor amiga.

Yuuko lo observa un momento esperando una respuesta junto a Takeshi, ambos listos para salir de la escuela después de una atareada jornada escolar. Es sábado, el día siguiente por fin será de descanso y es normal entre adolescentes salir a disfrutar su juventud. Yuuko y su novio no son la excepción, siendo ambos de último año, buscan crear buenos recuerdos mientras pueden, ya que pronto deberán estudiar sin descanso, presentar exámenes y esforzarse por obtener los créditos necesarios para graduarse y tener la oportunidad de acceder a una buena universidad.

Yuuri, en cambio, aún tiene un año más de relajación mental sin preocuparse por eso. Siendo de segundo grado y estando en el cuadro de honor como uno de los primeros en la lista de mejores calificaciones, no cree tener un problema grave cuando esté en la misma situación que sus senpais y mejores amigos.

Justo ahora debe atender embrollos más urgentes.

—Lo siento mucho se disculpa antes que nada, porque es un chico educado y se siente mal por rechazar una invitación tan directa. —Ya tengo planes. —Agrega, sonrojo mal disimulado y sonrisa tímida, mostrando que por mucho que lamente no acompañarlos, no se arrepiente de tener otra cosa que hacer. Una mejor actividad que cantar en algún Karaoke.

Y como la intuición de Nishigori parece ser de más utilidad cada vez que de encontrar un buen motivo para molestar a Yuuri se trata, es él quien descubre los planes del menor al descifrar en brillo de emoción en los ojos chocolates.

—¡Oh! No me digas que tienes una cita con tu novia... —Katsuki no se aleja con la suficiente rapidez, así que debe intentar respirar pese a la llave estranguladora que crea Takeshi con los brazos en su cuello, rogándole con la mirada a Yuuko que, por favor, detenga a su novio antes de que le rompan la tráquea como a una rama seca.

Después de un par de burlas más por parte de Takeshi, Yuuko logra comprender la inquietud de Yuuri por la forma en que cambia su peso de un pie a otro y dirige la mirada al reloj en la pared cada diez segundos.

—Bueno, ya debemos irnos. ¡Saluda a Yuri—chan de mi parte, Yuuri!

El aludido sonríe aliviado al verse liberado de la conversación y afirma al pedido de su amiga antes de girar y echar a correr como si un demonio le pisara los talones, pero es que si se retrasa más existe la probabilidad de que sí se tope con un diablito al llegar a su destino.

Se le ha hecho tarde, muy tarde. Y su novia odia tener que esperar por mucho tiempo.

Novia, piensa. Suspiro soñador, digno de un idiota enamorado de por medio.

Yuuri Katsuki, hijo menor de los dueños del mejor Onsen en Hasetsu, el mejor en su clase, pianista del coro escolar y un tanto asocial, tiene novia.

¡Y que novia!

Yuri Plisetsky es una de las chicas más bellas en su pequeña ciudad, estudiante de último año de secundaria y extranjera. Llegó a Hasetsu con sus padres y abuelo dos años atrás y se hicieron clientes regulares en el Onsen de su familia a tal punto que los Plisetsky y los Katsuki parecían conocerse de toda la vida. Cada sábado, al caer la noche, los rusos invadían el hogar japonés para beber y conversar.

Ahí conoció a Yuri. Hija única, inestable, egocéntrica, huraña, hermosa. Todo un sueño, la mejor pesadilla que alguien pudiera tener.

Si Yuuri debe ser completamente sincero, admite que no sabe cómo es que llegaron a ser novios. Recuerda que sucedió en una de esas noches de reunión y que Yuri discutía con él sobre el final de una tonta película romántica. Recuerda los gritos de Yuri y lo bonito que le quedaba el vestido blanco que llevaba puesto por orden de su madre. Recuerda el brillo hipnótico de sus furiosos ojos verdes y su curiosa forma de hacer pucheros sin dejar de despotricar sobre la película, el final y toda la descendencia del pobre e incauto personaje principal. No recuerda quien dio el primer paso, pero admite que, probablemente, fue él quien la besó primero.

Expectativa VS Realidad.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora