E X P L O R I N G ;kookmin; #2

고유 한

“Cuando el amor traspasa las fronteras de la sangre, lo normal es olvidar por un momento la misma cuna.”

Frunció el ceño, encontrando nuevamente al hormonal de su hermano sobre una mujer de tez blanca. ¿Cuántos piojos tenía en el cuerpo para restregarse de esa manera contra la chica? Se veía tan patético.
JiMin soltó un grito, haciendo notar su presencia.— ¡Park Jeongguk! —intencionalmente cambió el nombre de su hermano mayor, y oyó la risita de la chica mientras JungKook pegaba un brinco del susto.
Lo esperó mientras se incorporaba sobre el regazo de su “pareja” y se sentaba sobre sus piernas en el sillón.

—¿JiMin? ¿No estabas en la escuela? —preguntó el castaño mientras se limpiaba la saliva de su boca con una de sus mangas.

El nombrado miró de mala manera al mayor.—Estaba. Tiempo pasado. Hace una hora alguien —la última palabra la enarcó, dirigiéndose indirectamente a su tonto hermano— debió recogerme. Tuve que volver solo.

JiMin no entendía muy bien el porqué su carita hermosa se arrugaba por un adolescente estúpido. Bueno. Sí la entendía. A sus doce años no sabía explicarlo bien, pero a él le molestaba mucho que JungKook le pusiera atención a las mujeres. ¿Qué va? Le molestaba que pusiera sus ojos en alguien que no sea él. JiMin sólo quería que JungKook lo mimara y le prestase toda su atención.
Sacudió la cabeza, pensar muy egoísta era inevitable. Y ponerse triste también lo era, sobre todo cuando se daba cuenta que JungKook empezaba a crecer, y por lo tanto, olvidarse progresivamente de él.

—¿JiMin? —JungKook lo miró, sacando al menor de sus pensamientos y quedándose sumido en la mirada del pelinegro. Él sonrió. El más bajo no recuerda haber dicho algo gracioso para tal sonrisa. —¿Podrías ir a tu cuarto? Jeon quiere ver televisión con su pareja.

Si pudiese reírse lo hubiese hecho, en cambio tornó los ojos sin que su mayor se dé cuenta, ¿Qué rayos quería lograr con ese apodo? Él jamás oía el nombre “Jeon”  dentro de su casa –muchas veces “bebé”, “cariño mío” o “Jeonggukie” salían de los labios de su madre, pero hasta ahí los sobrenombres. Aunque tenía conocimiento, gracias a un amigo de su hermano, que en su escuela era Jeon. ¿Así conquistaba a las mujeres?
JiMin luego de un momento ignoró el apodo y pasó a estudiar las palabras del mayor. No, no quería. Sabría que eso sólo era una excusa para dejarlos solos y a JiMin le dolía mucho su pecho cuando JungKook tocaba los labios de alguien más.

—No quiero, apenas he llegado de la escuela y tengo hambre. Kookie, alimentame.

JiMin no mentía, enserio tenía mucha hambre, tanta que talvez su estómago estaba comiéndose el intestino grueso.
Jeon tuvo un momento para pensarlo, antes de finalmente bufar rendido y revolver sus cabellos marrones. JiMin sonrió triunfante ante la acción de su mayor, pero rápidamente desapareció de su rostro cuando el mayor besó fugazmente los labios de su compañera. “Ahora vuelvo” pudo leer en sus labios, para luego dirigirse a él y tomarlo de la muñeca. Se fueron a la cocina.
JiMin no respondió mucho, se dejó guiar mientras calmaba sus instintos de hermano menor celoso.

—No tenías porque poner esa cara de cachorro atropellado, JiMinie. Yo siempre accederé a tus caprichos —soltó su muñeca y el pelinegro le dedicó con una sonrisa sus palabras. JiMin se encogió en su lugar.

Talvez era por el hambre, pero JiMin se sintió raro dentro cuando JungKook le dijo eso. No lo sabía, pero le gustaba pensar que estaba por sobre otros en la atención del mayor.
Se acercó al más alto, y notó que esté ya estaba calentando la comida que su madre había hecho para ambos. Era un poco –sólo un poco, ni tanto, que él excusaba a todo el mundo de jirafas– bajo, así que JiMin no pudo alcanzar los platos en el repostero y servir la mesa. Frustrado por sí mismo, recordó lo que lo había traído de mal humor a casa. —No fuiste a recogerme, hyung —repitió, llamándose rencoroso, pero no lograría nada si se callaba.