Capitulo 1: El principio del fin

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Lo primero que sus ojos resentidos pudieron ver en aquel espacioso y poco acogedor cuarto, fue el blanco techo y aquella luz encandilante que se encontraba en él.

En su cabeza, un dolor agudo y constante comenzó a hacerse presente junto con un pequeño mareo que lo desorientó un poco. Arrugó un poco su nariz al sentir aquel dolor incrementarse más al momento que intentó reincorporarse en la camilla, acción que inmediatamente atrajo la atención de la enfermera que se encontraba allí a cargo de sus cuidados.

— Joven ¡que bueno que ya despertó! — dijo la enfermera acercándose de prisa al lado de Craig — le sugiero que permanezca recostado hasta que el medico venga a verlo. Lo traeré enseguida — terminó de decir la muchacha.

— Espera — llamó Craig rápidamente antes que la chica se alejara — Qué fue lo que me paso...— preguntó algo serio.

— Bueno...— susurró la enfermera — al parecer resbalaste en la acera y te golpeaste la cabeza — aclaró, ahora si dirigiendo sus pasos a la salida para ir a buscar al doctor — espérame, no tardaré.

El pelinegro solo la observó marcharse sin decir nada más manteniendo su postura. Posó sus ojos en la blanca sabana que lo cubría aun sin comprender muy bien lo que aquella mujer le había dicho. ¿Qué se había resbalado y golpeado la cabeza? ¿En serio? ¿En qué momento había ocurrido eso? ¿Por qué él no tenía ni el más mínimo recuerdo de aquel incidente?

Unos pasos aproximándose hacía él lo hicieron salir de su divagación y levantó la vista. Allí se pudo encontrar con el doctor que venía en compañía de la enferma ingresando al lugar.

Una vez estuvieron a su lado, el doctor le hizo un par de revisiones físicas, preguntándole de paso como se sentía y también si notaba algo diferente. Al responder el pelinegro que estaba todo en orden, el doctor comenzó extrañamente para Craig, a preguntarle si recordaba su nombre, su dirección, su edad, el nombre de sus padres, etc. Preguntas que por demás el chico encontró bastante estúpidas. Al contestar a todas aquellas preguntas de manera correcta, el doctor dejó escapar un suspiro aliviado ya que al parecer el golpe no había afectado ningún recuerdo del paciente.

Ya más tranquilo por aquel diagnóstico, el doctor dejó descansar a Craig y autorizó a la enfermera que permitiera ingresar a los familiares del chico para que pudieran cerciorarse de que su hijo se encontraba bien. Acto seguido y solo en un par de segundos después, se pudo ver a la Sra Tucker y a Tricia ingresando a la habitación.

La mujer rubia inmediatamente se acercó hasta su camilla y lo envolvió en un abrazo, dando gracias a Dios de que había despertado. Tricia por su parte se acercó hasta donde estaba él y le dedicó una sonrisa, sonrisa que fue devuelta por aquel pelinegro.

— ¡Hijo por Dios, nos tenías tan preocupados! estuviste casi dos días inconsciente — exclamó la Sra Tucker acariciando suavemente la mejilla del pelinegro — menos mal que el doctor dijo que estas bien — le sonrió la mujer, tomando asiento a la vez en la pequeña silla que se encontraba al lado de la cama de Craig.

— ¿Dijiste dos días? — preguntó algo incrédulo el de ojos verdes al enterarse de aquella información.

— Si así es — afirmó su madre.

— De casualidad ¿Avisaron a mi trabajo? — preguntó alzando una ceja.

— Sí, no te preocupes por ello — contestó su madre con una media sonrisa.

— Gracias — agradeció cortésmente — aún no comprendo muy bien que pasó y como llegué aquí... — dijo llamando la atención de ambas mujeres.

Forgetfulness  - CreekDonde viven las historias. Descúbrelo ahora