FALLING IN LOVE WITH A STRANGER

Este número ya no existe

La chica me hizo prometer que no diría nada y finalmente me dejo sola en la cafetería, estaba en blanco, no sabía que creer o como sentirme al respecto de Shawn. ¿Acaso estaba saliendo con un criminal? ¿Un asesino tal vez? No lo sabía y no quería averiguarlo por qué temía que todo lo que esta chica me había mostrado fuese real. Quería salir corriendo a casa y buscar los brazos de mi madre cuando yo aún tenía 6 y ella no estaba drogada, quería el consejo de antes pero no Jade ni Kathy estarían para mi, así que la única persona que me vino a la mente en este momento fue a quien yo había hecho a un lado alguna vez "Jack" al menos con el podía hablar de lo que fuera. Busque su numero telefónico dentro de mis contactos y lo marque inmediatamente sin saber muy bien que diría.
ESTE NÚMERO YA NO EXISTE, SI NECESITA AYUDA MARQUE 668 PARA SERVICIO A CLIENTE.
¿Ya no existe? Esto era demasiado extraño, llame a su numero de dada y tampoco.
Eran casi las 12 de la noche y la chica de la cafetería me pidió que me fuera. Así que e tomé mis cosas y me monte en mi auto, conduje sin saber a donde ir, mi celular vibro un par de veces y era Shawn pero aún no tenía el valor de enfrentarlo o de verlo.
Finalmente termine en el estacionamiento de un seven eleven, le puse seguro al auto y recline mi asiento para intentar dormir. Finalmente lo conseguí, me asenté en un sueño en uno malo, una pesadilla, era Shawn frente a confesándome sus crímenes , tenía miedo, pero sus ojos estaban llenos de lagrimas por alguna razón, "no quiero hacerte daño" me decía, yo no lo quería cerca.
Un golpeteo en mi ventana me despertó, vi la sombra de un hombre fuera de mi auto y miré mi teléfono en el asiento del copiloto, 3 de la mañana.
Limpie el vidrio empañado por el frío y era Shawn, con una mirada triste y angustiada, y me hizo sentir algo extraño, pero alejo el miedo que esa chica me había hecho sentir.

Abrí la puerta rápidamente y me lancé a sus brazos a llorar, no podía ser cierto, nada de lo que ella dijo podía ser verdad, esas manos y dedos tan delicados que me sostenían no podrían jamás hacerle daño a nadie, en ese momento supe que el no había hecho nada y que todo era una tontería. O al menos eso sentía.