Cuarto año

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Cualquiera se cansaría de tener que esperar un año para ver a alguien.

Pero a mí solo me ponía más ansioso.

Quería y anhelaba ver a Louis cada año.

Se había vuelto algo así como una obsesión. Lo esperaba y esperaba, nunca me cansaría.

Porque era él.

Louis.

Amaba decir su nombre, el cómo se deslizaban los sonidos por su lengua.

Y así; en ese quince de junio, me encontraba en la ventana, susurrando su nombre al viento y esperando por su presencia.

Él apareció en el momento justo.

Abrí la ventana y baje.

Me coloque a su lado paseando la mirada por su cuerpo.

Su ropa estaba en su lugar, no habían tantas rasgaduras, ni manchas de sangre.

Me fije en su rostro y ya no habían moretones.

Me fije en su mano y tuve terribles ganas de sostenerla.

Se veía suave al tacto, se veía delicada, como si nunca se hubiera ensuciado. Y una parte de mi gritaba que no podría sostenerla.

Que la traspasaría.

Pero lo hice.

Agarre su mano y Louis me dio un apretón.

Podría jurar, que ese año, pude disfrutar de su sonrojo.

De vuelta a casa. (Adaptación Larry)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora