La primera vez que la vi llevaba un vestido azul y su cabello castaño estaba algo revuelto y mojado por culpa de la lluvia.
No la conocía, y aún así, pensé que era preciosa.
Yo estaba tocando una pieza al piano en aquel antro a las afueras de la ciudad, como cada sábado por la noche.
Mientras mis dedos bailaban sobre las teclas, la vi entrar por el rabillo del ojo y sonreí sin querer al comprobar que se había parado junto a la puerta para verme tocar.
Era la primera persona en mucho tiempo que le prestaba atención a mi música; y eso me hizo ponerme algo nervioso, ya que estaba acostumbrado a que la gente entrara, pidiera algo de beber y se sentara en una mesa ignorándome por completo.
Pero ella se había quedado de pie escuchándome, así que cuando terminé mi partitura, no pude evitar girarme hacia ella.
Nuestros ojos se cruzaron durante una milésima de segundo y yo sonreí al ver lo graciosa que estaba cuando sus mejillas se tiñeron de rosa.
Sentí el impulso de acercarme e invitarla a tomar algo, pero enseguida apartó la mirada y se dirigió a una mesa que estaba ocupada por un chico rubio que no parecía ser solo un amigo.
Y la sonrisa se me borró de la cara.
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El chico del piano
RomanceEl amor puede surgir en cualquier lugar y de cualquier manera... solo hace falta una pequeña mirada para que se cree la magia.