Narra Emma
El Diablo había venido todos los días de esta semana, y había echo con mi cuerpo todo lo que el quisiera. Había dejado nuevas marcas en mi piel, apenas y podia dormir. El roce de mi cuerpo con la cama no era mas suave y cómodo, solo lograba causarme un dolor horrible.
La música sonaba fuerte en el antro donde bailaban los jóvenes, al otro lado de Martinez's estaban los tubos donde bailaban las chicas, y también el escenario donde hacían sus lentos movimientos para después desvestirse frente a viejos asquerosos.
Y al final, en los pasillos...Los cuartos. Yo estaba en uno de ellos, recibiendo dinero por cada hombre que se acostaba conmigo.
Era violación, ya que yo no quería, pero tenía que hacerlo. Aunque ningún hombre era tan horrible como El Diablo.Desde los once me di cuenta de lo que les hacían a las chicas dentro de cada habitación, y a los catorce me di cuenta de que pronto me tocaba a mi...A esa edad supe que de lo que nos pagaban, Marie, la dueña, no nos daba nada. Ella se lo quedaba todo.
Asi que cada faja de billetes que me dejaban los clientes yo sacaba dos o tres y los escondía debajo del colchón.
En estos seis meses de "trabajo" en Martinez's había ahorrado alrededor de 4,000 dólares. Y si de eso solo sacaba dos, imaginen lo que Marie llevaba ganado.
La noche anterior no había parado de llorar, no podia dormir. Las pesadillas eran recurrentes, El Diablo entrando por aquella puerta y golpeándome sin piedad para después violarme. Era sucio, asqueroso y horrible. También lloraba por el dolor que me causaban las marcas de todos aquellos golpes.
Los clientes incluso habían dejado su paga por recibirme no "excitante", o "caliente" como ellos esperaban, si no cansada, con la piel morada y a veces, sangrando.
Lo cual hacía enfurecer mucho a Marie, y dejaba de darme de comer.Pero mi única amiga aquí, Jessica, a escondidas me traía un poco de agua y comida.
Jessica era una chica de mi misma edad que trajeron aquí a los trece años.
Tenía un cabellos castaño rojizo, ojos azul claro, una nariz puntiaguda, y un cuerpo delgado y bonito. Ella lloraba asustada, queriendo salir, y yo siempre estuve ahí con ella. Jessica ya se había echo la idea de que tenia que acoplarse a este lugar de infierno, al igual que yo.A veces, me gustaría ser una niña de nuevo.
Sin problemas, sin llorar cada noche, sin dolor.
Cuando todo era...Normal.Al levantarme por la mañana, tome una rápida ducha para después vestirme. Desde la mañana teníamos clientes, pero no tantos como los que recibíamos por las noches.
De entre las diez de la mañana hasta las cuatro de la tarde, ya llevaba como ocho clientes.
Me dolía mucho el cuerpo.
Por la noche, Marie me dejo descansar por dos horas poniendo en la puerta un anuncio que decía No disponible. Dandole a entender a los clientes que tendrían que esperar por "la castañita" para pasar a los otros cuartos.
Extrañaba a Tayler, ahora no había nadie que me defendiera. Que me cuidara, que me quisiera.
Por varias veces creí que el sería mi héroe. Pero si el me sacaba de aquí, todos se enterarían y nos mandarían a buscar para matarlo a el, y a mi castigarme,para después volver al trabajo.
Después de las dos horas, salí del cuarto para ir a las calles del barrio, donde tenía que buscar clientes.
Llevaba puesta una blusa negra holgada de mangas cortas que me llegaba debajo del busto, dejaba ver mi ombligo. Unos shorts de mezclilla medio rotos y mallas negras (rotas también) al igual que unas converse. El cabello suelto, y también maquillada de los ojos, y de los labios pintados de rojo.
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~Heroine~ "Joey Birlem" (Adaptada)
Fanfic"-Todo este tiempo he estado esperando a que alguien me rescatara... -Tal vez ese no soy yo,princesa. -Tienes razón.Tal vez,yo te salve a ti." No apto para personas sensibles HISTORIA ORIGINAL:DulcineaBanea