2. Mi Última Cena Con La Tecnología

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Me impulsa un solo propósito, sobrevivir. Sueño pasar el resto de mis días en la isla e ilustrar cada uno de estos con mis canciones. La primera canción sería una de reggae por la mañana. "Todo va a estar bien" es el prejuicio regente, generando motivación y templanza. Otro día explotaré al palo seleccionando cualquier canción de la lista de ochentosos. Alguna que sea bien épica y sacada, baterías "paposas" y pianitos rítmicos. Con voces agudas y coros también. Eso sí, sin calzas ni pelos batidos. Tan solo este taparrabos que visto. Lo rescaté entre los retazos del reventado jean que llevaba puesto. Danzaré y cantaré al compás de alguna fogata que encienda. Eso cuando sepa prender el fuego. Le quitaré al agua algunos peces y otros bichos. Pienso cocinarlos al dente. ¡Mierda! No voy a tener ni para prepararme una salsita.

Y así comenzaron mis días en la isla sin wifi, lejos del ruido y la furia que acarrea la vida en la cyber-megalópolis urbana. Vivir en este lugar es muy parecido a vivir en otra galaxia, con la ventaja de no tener que subirme a ningún transbordador espacial ni flashear ciencia ficción.

La cuestión de una canción por día se había vuelto ritual. Paso a paso con suma calma y en comunión con la perecedera batería seguía el procedimiento:

1) Prender el celular.

2) Seleccionar una canción al boleo.

3) Anexarla al momento presente.

4) Detener el reproductor cuando la canción finalice.

5) Cerrar aplicación.

6) Apagar el celular.

Seguía obsesivamente este procedimiento día tras día. Cuando decidía que era un buen momento, simplemente lo hacía.

Esta noche acabé de escuchar al maravilloso Louis Armstrong mundial. Observé antes de apagar el teléfono que tan solo me quedaba un 2% de carga. Tuve el impulso de retirarle la batería al teléfono y guardarla bien. Por si las moscas, me quedaba una canción con suerte. Ese pensamiento invadió mi corazón de angustia. Más que nunca deseaba aferrarme a un mundo que estaba por dejar atrás de una vez por todas. Un mundo del que ya no formaba parte y había decidido hace mucho tiempo abandonar.

Me eché a dormir. ¿Cuál sería la última canción que escucharé en mi vida? Lo voy a consultar con mi almohada rocosa.

La Isla Sin WIFIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora