El gran día llegó, me sentía emocionada, a la vez ansiosa, los sentimientos que no pensé volver a sentirlos nunca. Charles estuvo ahí. Volver al escenario me daba tanta nostalgia sabía que no iba a estar alli sentado con su sonrisa tan resplandeciente gritándome "Eres la mejor", pero también sabía que Charles estaba reemplazando el lugar de él.
Y como siempre mi madre no estaba, tal vez estaba en alguna parte de la ciudad tirada borracha como siempre, lo peor es que ni siquiera sabía que iba a participar, ni siquiera sabía que estaba retomando mi vida, no sé que es peor:
Tener una madre que nunca está contigo o vivir con alguien que se hizo totalmente desconocido.
Para mi sorpresa Carolina participó, bueno no era tanta sorpresa, era de esperar que participará con sus amigas, hicieron una coreografía grupal.
Nadie sabía lo que yo iba a hacer, para todos sería una sorpresa incluso va a ser una sorpresa para mi lo que llegara hacer ese día.
El momento llegó, se apagaron las luces y era el momento de tomar mi lugar, el telón se levantó la luz me reflejaba, me quedé helada recordando todo lo que había vivido, no podía dar ni un paso no sabía lo que pasaba luego, comencé a escuchar a Charles gritando "Kayle Eres la mejor".
Las mismas palabras que mi padre me decía antes, no pensaba que las iba a volver a escuchar, la música comenzó a sonar y sin darme cuenta mi cuerpo comenzó a moverse junto a la música, esa noche hice la mejor actuación de mi vida, esa actuación era homenaje a el, para que se dé cuenta de que no estaba renunciando a mis sueños, sólo me dio una pausa.
Carolina se puso furiosa ya que yo gané el concurso, el premio era una beca completa para terminar la universidad. Carolina no le importaba tanto la beca, ya que sus padres era de dinero y no le faltaba nada, tal vez le faltaba corazón, pero económicamente no le faltaba nada. Mi felicidad no duro mucho luego de salir del concurso Charles me llevó a comer algo y luego me llevó a casa. Y la encontré ahí, otra vez borracha con un hombre no dije nada, entre y subí a mi habitación. Al día siguiente en el instituto Carolina estaba en la puerta, sí, exclusivamente esperando a mí.
-Con cuál de los jueces te tuviste que acostar zorrita.
-Con los mismos que tu padre quiso sobornar.
-Ese tipo de comentarios en ti ya no me sorprende, ya que todos saben lo que eres, una zorra o crees que nadie se entero lo que hacías en tu otra escuela.
-Es que ahora estás detective. Lo que hice o dejé de hacer es problema mío y no tuyo.
- Entonces no te importa las fotos que encontré tuyas, unas fotos muy comprometedoras.
-De qué diablos estás hablando Carolina.
-No es sólo de lo que yo estoy hablando sino de lo que todos están hablando esta mañana. Ups!!! lo siento sin querer les envía todos tus fotos es que ¿Acaso no te ha llegado a ti?
- De que fotos estás hablando.
-De las fotos que te tomo tu profesor de tu antigua escuela con el cuál te a acostaste.
- Cómo conseguiste esas fotos.
-Yo no te tengo porqué estar dando explicaciones. Además ya se me hace tarde tengo que entrar chao.
Toda la mañana Charles me estuvo evitando, porque a él también le había enviado las fotos, me sentí tan mal tan destruida, avergonzada. Todo el día estuve recibiendo comentarios obscenos de mis compañeros de aula como "mami Qué rica" "no pensé que detrás de toda esa ropa hay un buen cuerpo". Me lo topé a Charles y por fin pude hablar con él, le pregunté porque me estaba evitando y él respondió con un simple "tengo prisa me tengo que ir" sus palabras fueron tan frías que me congelaron mi corazón, a la única persona que le había abierto mi corazón era a él y me trataba así, sabía los errores que había cometido, quizás le tuve que contar lo que había pasado en mi antigua escuela con el profesor pero no le veía necesario porque ya estoy había quedado en el pasado, y era él quien me dijo que olvidé el pasado, no estaba entendiendo nada de lo que estaba ocurriendo. Llegué a mi casa desbastada, tire la mochila en la cama sin ganas de vivir, agarré mi cuchilla y me comencé a cortar la sangre corria por mi piel, no era lo suficientemente valiente para cortarme y morirme. Me quedé dormida, me quedé dormida de tanto llorar.