Segundos

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Los segundos me marcaron de por vida, por ellos pude observar los horrores de una guerra industrializada en toda su capacidad, los segundos hicieron que todos mis compañeros pudieran ver que la causa por la que morían era avanzar solo unos cuantos metros en un frente que cubría kilómetros.

Sus rostros, sus sonrisas, sus llantos de dolor y su sangre no se pueden contar como segundos de alegría o de dolor; simplemente esos instantes son cosas que no vas a poder olvidar en lo que te queda de vida.

La desgracia que podía vivir sin estar al lado de Juliet siempre era el tema del que hablaba con mis compañeros, todos estaban exhaustos por largos años de guerra donde no se podía ver la humanidad en un lugar que alguna vez fue alegre.

Los segundos que paso con mis compañeros son segundos en los que el mundo más allá de la
guerra brilla para poder dar un poco de descanso a las desgastadas almas que simplemente ya no pueden más.

Juliet, que tanta falta me haces; daría cualquier cosa para regresar al pueblo y verte como lo hacia antes, pronto me alejarán aún más de lo que ya estoy de casa.

Los segundos no hacen más que empeorar las cosas cuando te encuentras en plena batalla, los segundos te pueden obligar a presenciar como atraviesan a tu mejor amigo con una ráfaga de ametralladora y como te conviertes en una persona que nunca pensaste que serías, solo el tiempo dirá que valió más: Los minutos en las que sientes que te arrebatan la vida o los segundos en los que el único que puede escuchar tus gritos eres tú.

En la trinchera (versión final)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora