Umi.

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Siempre me han criado con un estricto régimen de entrenamientos como heredera de mi familia, mis padres siempre han esperado lo mejor de mí y me esfuerzo por conseguir los mejores resultados en todo momento.

Mis padres nunca tuvieron quejas sobre mi persona, siempre ocupé los primeros puestos en la escuela y continúe hasta llegar a la preparatoria* donde no creí que fuera superada por alguien más.

Kusaka Honoka fue tan solo un punto pero ella terminó en el primer puesto de los exámenes de ingreso a Otonokisaka. Mentiría si dijera que no sentí una gran frustración al ver los resultados pero al mismo tiempo el deseo de conocer y tener la oportunidad de estudiar al lado de alguien de posiblemente mí mismo nivel me emocionaba, deseaba conocerla y saber qué tipo de método usó para estudiar, tal vez podríamos aprender la una de la otra.

Jamás olvidare esos 30 segundos donde todo en lo que creí fue pisoteado de la peor forma. Como dicta la tradición la alumna con mejor puntaje en el examen de ingreso era la encargada de dar el discurso para los nuevos estudiantes, la chica era de cabello naranja, un poco oscuro y sus ojos azules rebosaban confianza, definitivamente una buena primera impresión, se paró frente al micrófono y sostuvo el discursos entre sus manos, tomó un poco de aire y sus primeras palabras fueron.

— No entiendo ni una palabra —Todo el auditorio estallo en risas a los pocos segundos.

Yo no comprendía nada, ¿Cómo alguien así pudo vencerme? , ¿Es una broma?

Sin más remedio después de sus intentos por leer el discurso terminó molesta y arrojándolo al piso, al final terminó con un discurso propio donde no se quien terminó en un estado más confuso, ella o todos los presentes.

— Como sea —Dijo después de intentar comprender su propio discurso — Disfrutemos de estos tres años y demos lo mejor de nosotros, ¡Figth~dayo! —Concluyó.

La sala quedo en silencio unos momentos hasta que un grupo de chicas se levantó aplaudiendo y apoyando a la chica, poco después todos se unieron a la ovación.

Habían pasado dos semanas desde ese momento y la imagen de la chica aplicada que tenia de Kousaka se hundió como el titanic, siempre era de las últimas en llegar, dormía o se distraía con cualquier cosa en clase y siempre se metía en algún problema. ¿Cómo pude perder ante alguien como ella?

— Umi-chan —Llego casi al borde de las lágrimas a mi asiento — Déjame copiar tu tarea, por favor.

— No —Respondí sin dudar, aparte de todo lo anterior nunca hacía su tarea y siempre la pedía a alguien más, por si fuera poco no tiene el más mínimo respeto por nadie — Te he dicho muchas veces que tienes que hacer tu propia tarea —

— Pero la tienda estaba muy llena y tuve que ayudar —Intentó persuadirme con una cara de cachorro regañado pero no me dejaría arrastrar así de fácil.

Por lo que ella me contó su familia tiene una tienda de dulces japoneses a las afueras de Akihabara y muchas veces tiene que ayudar.

— Dije que no

— Umi-chan mala —Hizo un puchero y se fue a rogarle a alguien más.

— No comprendo cómo logro el primer lugar —Comenté frustrada al aire.

— Ese es uno de los misterios que rodean a Honoka

Salté de mi lugar casi cayendo de mi asiento pero por fortuna logré reponerme, no esperaba que alguien respondiera.

— Lo siento, ¿Te asuste? —Comentó una de mis compañeras de clase.

— N-no —Mentí tratando de calmarme, puse más atención en mi compañera, castaña de dos coletas y ojos purpuras, aun no lograba memorizar todos los nombres así que no sabía cómo contestar.

Lo prometo. ~Love liveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora