Epilogo

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— Han pasado 84 años —Comentó Honoka con voz cansada.

— Deja de decir tonterías, nos reunimos la semana pasada —Dijo Umi claramente molesta, la mujer a sus 26 años no dejaba su lado infantil.

— Tsu-chan, Umi-chan es mala conmigo —Se quejó con su pareja de cabellera castaña y ojos verdes abrazándola dramáticamente.

— Tranquila Honky, solo está de malas porque Kotori-san le prestó más atención a las alpacas que a ella.

— Se lo gano por amargada.

— Honoka, si quieres seguir respirando mejor cierra la boca.

— Tranquila amor, lo siento pero me emocione un poco —Habló por fin la modista tratando de calmar a su esposa.

— Cambiando de tema, ¿Ya decidieron que hacer? —Esta vez tomó la palabra otra mujer de cabellera roja y ojos purpura, a su lado otra de altura baja, cabello negro y ojos rubí — ¿Van a adoptar o será inseminación?

— Aun lo estamos discutiendo —Respondió la ya no tan tradicionalista mujer — Me hace ilusión ver a Kotori llevar a nuestro hijo pero no quiero que corra los riesgos del parto, además.

— Umi-chan se preocupa demasiado, estaré bien —Interrumpió su esposa — Pero también visitamos un centro de adopción y había un niño adorable y estamos indecisas.

Después de mucho tiempo discutiendo Umi finalmente aceptó que Kotori fuera quien se sometiera al proceso pero aún se sentía insegura.

— Es todo un dilema —Habló por fin la rubia, a su lado se encontraba su ahora esposa barajeando unas cartas.

— ¿Y porque no ambas~nya? —Preguntó una chica de cabellera naranja y actitud despreocupada, muy similar a Honoka en ese aspecto.

— Rin-chan, hacer algo como eso sería demasiado —Comentó una castaña de lentes a su lado.

Todas ellas eran amigas que conocieron no solo en sus años de escuela donde tuvieron que superar muchas cosas, los rumores sobre Kotori lentamente desaparecieron, las chicas que buscaban venganza nunca volvieron a hacer o decir algo en su contra e incluso cada que la veían la trataban con respeto como si fuera la líder de alguna mafia japonesa, algo extraño pero nunca encontraron pruebas de nada que acusara a la chica de hacerles algo malo y aunque lo intentaran después de pasar tiempo con ella nadie le creería a esa persona.

Claro hubo altibajos como en toda relación, peleas, celos, casi terminaron en una ocasión pero siempre contaron con sus amigas para ayudarlas y ahora estaban nuevamente prestando su asistencia en el siguiente paso como lo hicieron el día que decidieron contraer matrimonio.

— Estarán bien —Finalmente habló la mayor del grupo — Eso dicen las cartas, a nosotras solo nos corresponde ayudar cuando sea necesario.

— Tienes razón —Eli se relajó al igual que el resto — No importa la decisión que tomen, siempre contaran con nosotras.

— Gracias chicas, realmente a todas muchas gracias.

— Umi, has repetido eso tantas veces que empieza a perder sentido.

— Nico-chan —Regañó su esposa.

— ¿Qué? Es cierto, además es normal ayudarnos entre nosotras.

Y era cierto, cada una tuvo sus problemas, a su manera y con diferentes circunstancias, todas sufrieron mucho para lograr estar donde y con quien querían aunque tuvieran que sacrificar algo en el proceso pero valió la pena.

— Tengo hambre, vamos a comer algo —Interrumpió Honoka de pronto arruinando el ambiente pero imponiendo uno nuevo.

Aun después de superar tantas pruebas el futuro era incierto, pero mientras estuvieran juntas estaban seguras que encontrarían una forma de superarlo.

Lo prometo. ~Love liveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora