Memory's (Kookmin)(Omegaverse)

Hogar de paso

Eran aproximadamente las 5 de la mañana cuando abrí mis ojos, entre mis brazos estaba minnie quién dormía placida y profundamente, su mejilla abultada al estar sobre mi pecho, su pausada respiracion, y sus pestañas largas que descansaban en la zona inferior de sus ojos, acaricié desde sus cabellos hasta su espalda.
Suspiré.

Será dificil acostumbrarme a estar sin tí .

Quité las cobijas que nos cubrían e hice cuiadadosamente a a jimin a un lado, para evitar despertarlo, volví a arroparlo para que no pasara frio, era bastante temprano y era epoca de invierno, pero dudaba de que minnie tuviera frio mientras usara mi ropa y mis medias, ademas de las 3 cobijas lanudas que anteriormente nos cubrían, acomode el brazo que habia quedado aplastado con su cuerpo y el pie que salia de la cama, comprobe que no fuese a pasar frio y comenze a empacarla en la maleta, no es que tuviera mucho solo algunos viejos arapos y sacos para no pasar frio, que me habia regalado Yoongi, unos meses antes de ser adoptado, busque la toalla, mis zapatos y algo de ropa, y me dirigí silenciosamente a la puerta de la habitacion, con maña la abrí, y salí cerrandola los mas silencioso que podía, fuí a el baño, y puse toda mi ropa sobre la tapa del retrete, entré a la regadera y me dispuse a bañarme.

A PARTIR DE HOY MIS DIAS SERAN ETERNOS. Pensé

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8 A.M

-No te dejaré sólo para siempre Minnie, volveré por ti- jungkook intentaba calmar a el pequeño tierno lobo, que llorando le rogaba quedarse.

-No kookiee- le mira tratando de convencerlo -tu no, no te vayas, me lo prometiste, prometiste que nunca mas estaria solo, quedate- Dijo casi susurrando.

-Y lo cumpliré Minnie, por la garrita- besa la maraña de cabello. Y muestra su meñique, invitándolo a que lo haga también.

-Por la garrita, no puedes romper tu promesa, kookie- solloza y se aferra al cuello del mayor .

PROMETO QUE VOLVERÉ. Se dice a si mismo.

Pov J.K
Me safe de su abrazo y bese tiernamente sus mofletes. Limpie las lágrimas con delicadeza y forze una sonrisa.

-Tengo que irme ya. Dije mirando a Hani, una de las mujeres que nos habían estado cuidando durante este tiempo. Ella era una mujer amable de delicadas facciones y lacia cabellera, su rostro se encontraba sonrosado y un poco hinchado de llorar.

Me abraza con fuerza y me llena la cara de besos. Cuando por fin logro soltarme le sonrio.

- Gracias señorita Hani, por favor cuide de Minnie.

- Así lo hare, ve tranquilo, no te preocupes por el y se feliz.

-Gracias, Gracias por todo.

El murmullo de los otros niños se escuchaba en las escaleras, seria raro no volver a verlos pero a quien verdaderamente extrañaría, seria el tierno omega que me miraba con ojos rojos

-Kookie- lloriqueo Jimin.

-Adiós Minnie- acaricie sus orejas.

Volteé a ver, a quienes ahora serían mis padres.
El rostro amable del omega al parecer se había conmovido por jimin.
Y se acercó a él.

-Lo cuidaré bien, te lo prometo- Minnie asintió tímidamente.

-Vamos, será mejor llegar antes de que oscurezca - habla el alfa, su personalidad era fria y reservada, pero las breves palabras que había cruzado con Jin, eran que el Alfa, solo aparentaba rudeza, debido a su lugar en la manada.

Tome mi pequeña maleta y me dirigí a el coche que esperaba por nosotros.
Un beta recibe mi maleta y hace un gesto de saludo.
Devuelvo el gesto y entro.
Enseguida suben Namjoon y Jin, a mi lado cada uno, al parecer el último desborda felicidad, su aroma es tan fuerte que se impregna el coche de inmediato de el. Al parecer esta feliz de tener un nuevo miembro en la familia.
Su olor es raro, se siente como el de mamá, calma y tranquiliza.

Pero no se compara con el atractivo olor de Minnie, este es diferente, se sentía diferente.

Contenía las ganas de bajar del carro y huir con Jimin lejos, lo haría sin dudarlo, si no fuera por que Jimin merece algo mejor, que aguantar hambre en medio de un bosque, donde a pesar que mi orgulloso alfa no quería aceptar, le podría pasar algo a Jimin.

El beta arranco el carro y no fui capaz de contenerme y mirar por la ventana trasera del coche, a un Jimin llorando, débil, triste, decepcionado y abandonado, nuevamente.
Su figura corrió a subir las escaleras, probablemente se encerraria en la habitación que compartíamos, en la cual había dormido con Minnie, todo este tiempo.
Sentí una molestia en el pecho, una presión que cortaba un poco el aire, y que hacía que mi lobo se guardara lejos, en el frío y oscuro rincón.

Aun puedo recordar esa última expresión que me brindó, que hasta el día de hoy me había perseguido, y la ultima promesa, aquella que hasta hoy no he cumplido.