ժ Prólogo;

4.4K 351 35
                                    

La atenta mirada de aquel chico me hizo sentir extraña, ¿por qué me esta viendo? Realmente no lo sé, pero ¿no se da cuenta que me incómoda? Sí, claro que sí, y para mi desgracia él lo estaba disfrutando y mucho. Aunque, ¿qué rayos puedo hacer yo ahora? Nada, absolutamente nada.

— Bien, señorita Jones por favor tome asiento con el señor Hwan. —levantó la mirada para ver a mi nuevo tutor señalar a la parte de atrás del salón y un suspiro, silencioso, de alivio salió de mis labios cuando me di cuenta que no es el chico de cabellos chocolates que me observaba cual halcón acecha a su débil presa.

Pero el alivio que sentí no duro mucho al momento de caminar a mi lugar asignado, ese chico se sentaba a mi lado izquierdo.

Trague saliva bajo con nerviosismo. Esto va a ser realmente incómodo para mí, ¿para él? Bueno, supongo que le va a divertir, ¿no?

Escucho los latidos de mi corazón golpear con fuerza contra mis oídos, realmente es incómodo que alguien al que no conoces te este mirando fijamente y hasta puedo asegurar que ni siquiera pestañeaba.

Al llegar me sente dispuesta a ignorar la insistente mirada de ese chico.

Treinta y cincos minutos habían pasado y aún sentía su penetrante mirada en mí, valiendole un gran pepino la clase de matemáticas, —que aunque yo no entendía nada—, esto me distraía un 5% del chico que no dejaba de mirarme

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Treinta y cincos minutos habían pasado y aún sentía su penetrante mirada en mí, valiendole un gran pepino la clase de matemáticas, —que aunque yo no entendía nada—, esto me distraía un 5% del chico que no dejaba de mirarme.

Cuando el maestro decidió parar un momento para dejarnos realizar una actividad las ganas me ganaron y lo mire de reojo, él se dio cuenta y su sonrisa se amplio, tan amplio que vi su perfecta dentadura.

Tiene una bonita sonrisa y no lo puedo negar, pensé realizando una ligera mueca dejando de mirarlo para concentrarme en la operación de mi cuaderno.

Mi ceño se frunció al mismo tiempo que mi corazón palpita con fuerza cuando sentí que me tocaban el brazo.

Era él. Ese chico proporcionaba un toque con delicadeza. Una caricia suave y débil, siento el ardor concentrado en mis mejillas y trato, por el amor a Dios, en taparme lo que más puedo el rostro con mi cabello, mis nervios se vuelcan cuando comienza a trazar pequeñas y raras formas en mi brazo.

Hasta que, inesperadamente y sin darme cuenta, acerca su banco a mí cuando el maestro salió para hablar con algún profesor.

Siento las miradas de todos puestas en mí, en nosotros, y trato de ignorarlos para ver a aquel joven de actitud extraña pero no lo veo a los ojos, me hace sentir extraña, cohibida e incómoda.

— ¿Crees que el cielo queda muy bonito si fuera verde? —Susurro preguntándome y me di cuenta que no quería que nadie escuchara nuestra conversación pues su pregunta fue en un tono demasiado bajo.

¿Verde? Armando todo el valor que tenía lo mire directa y fijamente a los ojos, sus ojos café me miraban con curiosidad y algo más pero soy ajena a lo otro.

— ¿V-verde? —Cuestione haciendo una mueca confundida.

¿Por qué el cielo sería verde?

Asintió lentamente y con una inocencia que me desconcertó, no estoy segura si la estaba fingiendo— ¿Qué? Solo preguntaba. —se encogió de hombros acercándose un poco más a mí,  al punto en el que su brazo se presionaba con el mío. Mi corazón en una crisis extraña y que jamás había vivido en mis diecisiete años— Pero si fuera de color verde sería una foto digna de tomar.

Aparte la mirada para mirar la mesa, comencé a mirar con nerviosismo esta.

Mi corazón todavía desbocado latiendo en mis oídos. ¿Él está loco? No lo sé, no lo conozco y no lo puedo juzgar pero esa pregunta que me hizo me desubicó totalmente de toda clase de coherencia, por un momento.

Cerré los ojos y tome tres respiración cuando los volví abrir recordé los consejos que mi madre me daba. Aunque, admito, que nunca pensé que los iba a seguir pero la situación lo ameritaba.

— Mira, tú... Chico, nunca pensé que mi madre tuviera razón en esto. —Susurre en voz baja, sin mirarlo, pero no hacía falta sabía que me escuchaba. Lo sentía tan cerca de mí.

— ¿En qué?

— Yo... Que a los locos nunca se les presta atención. —respondí ahora mirándolo.

Frunció el ceño, sus ojos se oscureciendo mirándome con más intensidad, sentí que se me cortaba el aliento pero la sonrisa de él todavía estaba ahí y raramente fue reconfortante.

Acercó su rostro al mío sin importarle quien nos vea; Agarro mi mano y la entrelazo con la suya mientras daba un pequeño apretón en ellas, sus labios entre abiertos me dejaba sentir su aliento que en vez de parecerme desgradable me encanto, ¿café? ¿menta?

— ¿En serio? —Cuestionó con cierta diversión que me hizo fruncir levemente el ceño— Pues mi madre me ha dicho lo contrario. —murmuró y beso mi nariz con una ligera timídez, que después fue remplazada con una sonrisa de medio lado.

Estaba sorprendida, desconcertada y sonrojada.

Él si esta loco y temo que me vaya a volver loca.

Él si esta loco y temo que me vaya a volver loca

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Mi primera historia con Hoseok.

Espero y les guste.

JHS ¦ IMPERFECTLY CORRECT #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora