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Estaba sentada en la pequeña azotea de la institución viendo a un chico de cabellos rojos deshojar una pequeña rosa, que le quedaba al menos unos pocos petalos.

— Deshojar rosas ya es cosa de tontos ¿no lo crees? —El murmullo de mi raro compañero me hizo tensar ante lo cerca que se escuchaba.

Lo mire por sobre mi hombro para ver una sonrisa de lado en su rostro.

Negué un poco— No.

— ¿Por qué? —Su curiosidad ya se esta haciendo costumbre cada vez que digo algo negativo cuando siempre quiere una afirmación de mi parte.

Deje de mirar al chico pelirrojo para poder sentarme mejor en la banca detrás de una maceta gigante.

— Me parece algo muy dulce que sigan haciendo ese tipos de gesto clichés. —me encogí de hombros y un suspiro salió de mis labios.

— Pero eso demuestra la inseguridad de la persona al saber que no puede ser correspondida. —su tono amargo me hizo fruncir el ceño, más no comente nada.

— Jung, no es simple inseguridad, es solo... —Apreté los labios al no saber como terminar lo que le iba decir.

— ¿Solo? —No respondí, mi mente procesando una respuesta coherente y algo que lo haga satisfacer y no pregunte más, pero en lo poco que conozco a Jung HoSeok se que nada lo puede satisfacer.

— Bueno, tal vez haya un poco de inseguridad porque quizás la persona lo haga dudar de sus sentimientos o simplemente quiere darse cuenta de sus sentimientos él solo. —sonreí un poco y, de nuevo como en las últimas veces, no se me paso desapercibido el adorable sonrojo en sus mejillas.

No está acostumbrado a verme sonreí, a sonreírle.

Reprimí las ganas de reír, tal vez y se quede pasmado, pensé.

— C-creo que debería realizar eso. —lo observe mientras mi ceño se fruncía de confusión.

— ¿Qué cosa?

— Eso de deshojar inocentes rosas.

— ¿Y eso?

— Quiero confirmar algo. —el brillo en sus oscuros ojos me hicieron quedar viéndolos fijamente, admirarlos un poco.

— Eso sería buen- —el chillido de la vieja puerta de aquella azotea retumbó en todo el lugar, interrumpiendo lo que iba a decir.

Mire a la puerta para ver como entraba un chico pelinegro, lo había visto algunas veces en la biblioteca mirando algunos libros o había veces que lo encontraba mirándome con curiosidad.

Tal vez porque no era coreana.

Se acercó a paso sigiloso al pelirrojo para así en silencio ponerse a su lado.

El otro chico más alto por centímetros no se dio cuenta de su presencia hasta cuando el recién llegado le toco la espalda provocando un pequeño sobresaltó al chico distraído, que estaba concentrado en ver con desilusión el tallo sin ningún pétalo de lo que era una rosa. A simple vista se vio como todo su cuerpo se tensaba ante el simple toque.

El pelirrojo se volteo a verlo y el mismo sonrojo que veía en HoSeok se vieron en sus mejillas, solo que el del chico era más intenso.

JHS ¦ IMPERFECTLY CORRECT #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora