[ L O V E G A M E ] ♡ c. s. c < y. j. h > k. m. g ♡

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Y. JH.

─¿Planea quedarse ahí todo el dia, alteza?

El tono sarcástico de su voz interrumpe mi sueño provocandome un escalofrío, enciende las luces de la habitacion sin darme ninguna advertencia como la cruel y desalmada persona que es y yo ruedo sobre la cama con un quejido, buscando ocultar mi cabeza bajo las sabanas.

Le escucho suspirar larga y frustradamente a la vez que cierra la puerta a su espalda. No es mi intención hacer su vida más difícil comportándome como un niño, pero ¿qué puedo hacer? Últimamente no me apetece demasiado levantarme.

─¿Sabes? una persona normalmente se casa y tiene hijos antes de tener que lidiar con mierda de esta clase.

Sus pasos se escuchan amenazantes contra la madera a medida que se acerca y lo siguiente que pasa es que arrebata con fuerza, de un solo tirón, todas las mantas bajo las que me oculto.

¿Olvide mencionar que estamos en invierno? El frio matutino eriza la piel desnuda de mis piernas mientras lloriqueo, pataleando como como un niño de primaria renuente a despertar para ir a la escuela. Que es básicamente lo que soy justo ahora.

—Yah ¿qué te he hecho yo para que me odies?—. Cuestiono cubriendo mis ojos con ambos brazos.

Él hace un sonido con su lengua.

—Eso depende... ¿ésta semana o en lo que va del año?—. Observo su sobreactuado ademán pensativo dándole una expresión agria a cambio y el sonríe —se especifico, porque la lista es bastante larga.

Ah ¿hay algo más cálido por la mañana que la ironía de Hong Jisoo?

Pienso, levantándome hasta sentarme en el medio de la cama. Abrazo mis rodillas contra mi pecho y le observo dirigirse a mi armario del cual saca un uniforme escolar, pulcramente planchado, yendo a colocarlo justo a un lado de mí.

...y aquí vamos otra vez.

Recargo la mejilla sobre mis rodillas abultando mi labio inferior en un puchero y pongo mi mejor versión de ojos de cachorrito, esforzándome para lucir adorable frente a él.

—Jisoo-yah...— suplico con voz melosa. Él detiene sus movimientos y centra su mirada en mí con una expresión neutral. —en serio no quiero ir ¿no podrías... olvidarte de que eres estúpidamente responsable, solo por esta vez?

Se acerca de nuevo, inclinandose sobre mi en la cama y su mirada se suaviza, yo abanico mis pestañas continuando con mi papel. Y por un brillante momento, realmente puedo jurar que se ha tragado mi actuacion.

—No tienes que esforzarte conmigo, ángel...—. Presiona mis mejillas con una sola mano y mis labios se abultan en una mueca de pez involuntaria. Me sonríe y yo me sonrojo con brusquedad. Está demasiado cerca. —...dejé de ser débil ante tu cara bonita ya hace tiempo—. Empuja mi rostro hacia atrás con su mano completa y caigo nuevamente de espaldas sobre el colchón con un quejido. —vístete, ahora.

Ordena, comenzando a moverse de un lado a otro de la habitación; acomodando libros y útiles dentro de mi mochila.

—¡No quiero ir! Todos se burlaran de mí otra vez—. Discuto, sin embargo me levanto y comienzo a colocarme el uniforme. Pues sé que si no lo hago lo hará él y ya he pasado por suficientes humillaciones en mi vida como para agregar una más a la lista.

—Ya han pasado dos días Jeonghan, tenemos exámenes, no puedes seguir faltando—. Dice, colocándose a mi espalda y comenzando a cepillar mi cabello. ─ademas, todos ya se burlan de ti de todos modos.

Ah, tan reconfortante...

Chasqueo la lengua y me alejo de él con un mohín indignado.

—Debí cambiar de compañero cuando pude. Woozi me dejaría dormir.

Le saco la lengua mientras recojo mi cabello rubio en una cola simple y tomo mi mochila de donde la ha dejado. Él se ríe.

—Woozi te habría mandado a dormir en el pasillo al darse cuenta de que eres peor que un grano en el culo—. Tira de mí hasta colocarme de frente a él. Se ve realmente divertido con la situación y yo le susurro que lo odio mientras me acomoda la corbata del uniforme. —lo sé, tambien eres mi mejor amigo, ahora anímate, ya me encargaré yo de patear el trasero de cualquiera idiota que intente meterse contigo ¿de acuerdo?

La sonrisa de ojos pequeños que me dedica es como una bocanada de aire fresco que me contagia haciendo que de inmediato me sienta un poco mejor.

Puedo hacer esto, no estoy solo, todo va a estar bien...

—De acuerdo.

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