Capitulo 4

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- Tu, eres un maldito imbécil es que no te das cuenta por donde diablos andas, maldita sea no me digas que esto es café

- Yo..lo lamento, me entiendes no fue culpa mía solamente tu también estabas distraida, y quieres saber algo- se acerca tanto que siento su maldito aroma y su aliento- sí, si era café

dicho esto siguió su camino a donde estaban los idiotas de los "populares", dejándome con unas malditas ganas de golpearlo, cuando decido seguir mi camino me doy cuenta que toda la cafetería se encontraba mirándome

- ¡Que me ven IDIOTAS!

Salí rápidamente en busca de mi mochila y mientra iba caminando buscaba una forma dentro de mi cabeza para armar una nueva coreografía para el concurso que estaba desarrollando la empresa en la que tendríamos que armar una coreografía para promover la empresa, el mejor grabará el comercial. Iba tan sumergida en mis pensamientos que no me di cuenta a que hora mi amiga apareció al lado mio

- Que tal te fue con el adonis del nuevo, creo que deberías estar  distraída frecuentemente tal vez a la próxima sea a otra a la que tengan que darle un balde para la baba 

- ¿De que hablas?, que no te diste cuenta que solo falto un segundo mas para que le pateara el trasero a ese imbécil tal vez un nuevo muñequito para practicar mis artes marciales seria muy interesante

- Sinceramente eres incorruptible, estoy empezando a creer que no te dieron un corazón, pero estoy segura que algún día alguien te hará caer a sus pies

- Cuando suceda ese día te juro que te daré veinte nutellas, porque estoy segura que para ese entonces o tu o yo estaremos muertas 

- Recuerda ya me lo prometiste que quede en cuenta y escrito esto, ya quiero ganarme a esas delicias.

Decido pasar de la conversación con mi amiga y me voy a nuestra siguiente clase la cual era literatura, esta profesora siempre me había parecido un poco rara, ya que era de las únicas asignaturas en las que a los "populares" les iba bien, aun no sabia la razón del porque pero algún día lo averiguaría.

Tomo asiento junto con mi amiga y espero a que la profesora entregue nuestro resultados de los exámenes, al voltear a ver los "populares" fueron los primeros en recibirlos, y vaya sorpresa, todos aprobaron.

Luego de terminar las clases salí a mis clases de artes marciales iba caminando, cuando de repente comencé a sentir que alguien me estaba persiguiendo, se me hizo bastante extraño pero descidi no prestarle mucha atención, al llegar, me acerque a la recepción del centro y me encontré a Rosa, ella era una de las mejores aquí mas de una vez me salvo de ser castigada por llegar tarde, ademas de que es como mi confidente aquí, ella también tiene nexos con mi familia, pero no con la mafia sino con mis abuelos.

- ¡Rosa!,¿ ya llego Nagashi?

-Si cariño, ve y te preparas que en media hora el dará la clase, es que al parecer un chico nuevo se nos unió

Camino hacia el vestier me coloco el uniforme y guardo mi ropa en el casillero, se me hace muy raro ahora en todos los lugares parece haber gente nueva, me frustra esto

Una vez termino de organizar todo me dirijo a la sala de entrenamiento, al entrar veo a Nagashi hablar con un chico, el chico se encuentra de espaldas así que no se muy bien de quien se trata... O bueno no lo sabía hasta que decidió voltearse

-¿Tomás?

-¡Ali! Quién diría que te encontraría aquí, esto si que es una sorpresa

-Ya te dije que no me llamarás Ali nunca más en tu vida si no quieres quedarte sin descendencia, aunque sabes pensándolo bien le haría un bien a la humanidad

- Siempre siendo tan amable, sabes, acabo de encontrar una de las cosas que me agradan de estar en Sidney

- Bueno si me permiten, yo si vengo a practicar no a escuchar como ustedes dos par de ineptos hablan- menciona Nagashi

En ese momento cada uno se posiciona en un esquina Nagashi nos explica por separado ya que soy cinturón negro y el idiota de la otra esquina hasta ahora comienza; una vez terminado el entrenamiento me acerco al vestier y me arreglo para irme, estaba ya saliendo cuando alguien me toma la mano

- No te vayas tengo algo muy grave que contarte

- A otro perro con ese hueso Tomas- me saco de su agarre y cuando iba un poco lejos el grita algo que me deja fría

- ¡Es Sofía, murió!

No soy la típica cenicienta Donde viven las historias. Descúbrelo ahora