Capítulo 34

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Maratón 1/4

Ah unos días de ya irnos a Toscana y mi hermano esta como loco, por dos cosas tienes muchas cosas que sufre es cases de maletas no en tiendo por qué trajo tanta ropa si... no se quedara aquí para siempre no lo corro para nada, pero es que no lo entiendo prácticamente se trajo todas sus cosas de su casa a la mía y ahora tiene que enviarlas a Toscana, el segundo motivo es de que hay poca seguridad haya y mi hermano no quiere que vaya.

Pero es trabajo y vacaciones además que puede pasar, Héctor no se me ha aparecido y no me ha amenazado, tengo tres a cuatro guardaespaldas detrás de mí todo el día las 24 horas del día estoy más protegida que nadie. Los demás están tranquilos ya con sus maletas hechas para el día, mis pequeños han estado un tanto inquietos que me cuesta cambiarlos o darles de comer.

—Vamos, Camila deja que mami te cambie el pañal -Camila patalea y empieza a llorar- ¿Que tienes amor?

—De seguro tu hermano le dio azúcar o Bryan -Amanda se recarga en el marco de la puerta- es más probable eso.

—Si tienes razón uno dormirá afuera y al otro le dejare mucho trabajo al grado de que me diga la palabra "Renuncio".

—Eres muy malota -ríe.

—No, sabes cuánto.

Cambiar pañales es muy fácil cuando están quietos, pero cuando no es un martirio una catástrofe, pasado mañana estaremos todos en el aeropuerto que los nervios me comen viva, es la primera vez que alguien se hace mi socio que tengo miedo de que haga las cosas mal.

—Luego llegó a pensar en un día tener hijos -la miro de reojo- pero veo que sufres hasta en poner un pañal y se me pasa.

—Enserio -sonrió- no es tan malo como se ve.

—¿No? Es muy malo, te levantas como a las tres de la madrugada por que empiezan a llorar -Se cruza de brazos- prefiero ser tía, madrina y ya.

Niego con la cabeza y cargo a Camila, salimos del cuarto discutiendo el que no es tan malo ser madre, y eso lo eh aprendido estos años que eh estado con Camila y Mateo. Cuando tenía 19 años y estaba con Karla en su parto verla sufrir por el dolor, gritar gruñir y sudar mis manos temblaban como gelatina y sudaban, estar presente en esa escena llegue al acuerdo de no tener hijos por el miedo de vivir ese dolor en carne y hueso de que me desmaye y el chamaco hay exigiendo salir.

Y miren me ahora aquí enamorada de mis dos renacuajos feliz de la vida con ellos.

Tomo a Camila en brazos y bajamos, en la sala se encontraban todos platicando animadamente.

­­— ¿Ya están listas? -mi hermano se acerca.

—Ya, tuvimos un retraso por una niña traviesa que no quería que la cambiaran -miro a Camila y le beso toda su carita haciendo la reír.

—Con razón -sonríe.

Hoy, el señor y la señora Mayer no invitaron a comer a toda la familia, cosa que me quede de seis ya que somos muchos en mi familia mas el colado de Bryan, salimos de la casa que dos carros nos estaban esperando, en uno se fueron mi hermano con su esposa y sus hijos, Amanda y Bryan, en el otro carro éramos yo, los niños, Sr y Sra. Mayer y ya, más aparte los guardaespaldas.

Me la pase jugando con Mateo y Camila y hala vez hablando con Karen quien no dejaba de decirme que esta feliz de poder estar con sus nietos, eso me alegro mucho tenía miedo de que no los aceptaran o que dudaran de que, si fueran hijos de Luke, cuando llegamos al restaurant quede impresionada, nunca había venido aquí es más nunca me había dado cuenta de que había un restauran por que siempre paso por aquí nunca lo había visto.

El Idiota De Mi Jefe © [COMPLETA/EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora