"No te alejes de mi lado" fue unas de las palabras de hace algunos años, ahora era "Espera por mí". Yuuri espera pacientemente en la colina de amapolas hasta que su amado regrese de la guerra, siempre manteniéndose hermoso hasta su llegada, ocultan...
ADVERTENCIAS: OCC(?), Errores ortográficos,corto y final.
Disfruten el final de este hermoso fic.
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Amapola.
Es todavía la misma vieja historia, una lucha por el amor y la gloria, un caso de morir o matar.
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5/03/1995
Hoy soñé amor mío, que estaba en casa en plena primavera, leyendo un libro en un sillón viejo, con parches cocidos y ruñido por el tiempo. Mientras que el espejo de al lado me mostraba lo feo que estaba. Arrugado y gordo, el tiempo me paso factura y ahora estaba fofo y viejo. Conservando un cabello opaco por las canas y unos anteojos que sin ellos, no podría ver nada.
Pero de pronto sentí una caricia en mi mano, un contacto cálido y conocido que me hizo sonreír con ternura, ruborizándome como en antaño siempre lo hacía. Despegue la mirada del libro y alce mis ojos hacia los tuyos azules. Las arrugas de la edad se notaban en tu sonrisa de oreja a oreja, en tu frente besaba por el sol y tus manos trémulas.
Te sentaste a mi lado y te vi brillar, seguías resplandeciente a pesar del tiempo, al lado del horrible yo que sonreía a tus caricias y tu sonrojos.
En mi sueño, no cabía duda de que éramos felices.
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Yuuri se sentó a escuchar los cantos de los pequeños del parvulario y se ruborizo al recibir un par de flores en recompensa por haber ido. Hoy había una presentación en el jardín de infantes del pueblo, una pequeña obra llamada "The Nutcracker"
Una pieza musical de Tchaikovsky que interpretarían los pequeños, porque además de ser una escuela primaria, tambien enseñaba danza y artes plásticas. Un maravilloso privilegio para aquellos pequeños que tenían el talento innato...Como Viktor por ejemplo.
Cuando el albino se metía en el papel, se volvía patinador, sabia ballet de repente, bailar y hasta cantar. Viktor era privilegiado en tantos sentidos, y Yuuri lo era también al tenerlo a su lado. Sin embargo, mientras que suspiraba, pensaba lo mucho que desearía que estuviera aquí, agarrándolo de la mano y observando a los pequeños, susurrándole cosas al oído y recibiendo todas las flores que le regalan en una canasta.
Viktor era bueno para ponerse celoso cada que un pequeño le pedía sentarse en un su regazo. Tonto e idiota ruso...
