Un Oscuro Amor [Zed X Syndra]

1.- Amor y Odio-Zed

El maestro de las sombras, y enemigo del Dojo Kinkou, un asesino que puede usar el poder de las sombras, caminaba por un sendero que alguna vez fué cubierto de sangre hace un año en un ataque de Noxus, hasta que vió como por la oscuridad se movía una veloz figura, hacia el templo en el cual se encontraba Lee Sin, Zed lo siguió unos momentos, hasta que vió como el encapuchado se detuvo en el techo del templo, Zed sigilosamente apareció gracias a su sombra en el techo, y vió al espía encapuchado, se acercó a el y puso su daga en su nuca.

-¿Quién eres y qué haces aquí?-Preguntó, pero el espía  de un rápido movimiento giró y clavó su cuchilla en su pecho, soltando una pequeña risa al ver que asesinó a una sombra.

-Aún muy lento, Talon.-Le habló atrás de él Zed.-Me alegro de verte, pero un noxiano en Jonia no me agrada nada, y si planeas algo en contra.... tendré que asesinarte.

-Afortunadamente no vengo bajo ordenes de Noxus, solo vine buscando a alguien.

-Si quieres asesinar a Lee Sin no me importa, pero no te recomiendo que lo hagas.

-Deecho es a otra Noxiana pérdida tras la guerra.

-¿Riven?-Preguntó Zed.

-Deecho si, ¿Cómo sabes de ella?-Preguntó sorprendido Talon.

-Hace un año, los ancianos de Jonia enviaron a Irelia a mi orden, asesinó a los guardias y a varios de mis discípulos, solamente para pedirme que asesinara a Riven, y cuando estaba por hacerlo, Riven escapó hacia tierras de Freldjord, pero casi un mes después, me llegó la noticia que había entrado al templo de Lee Sin, para redimirse con Jonia.

-Así que no me mentía...-Dijo en voz baja Talon.

-Pero ya no está aquí, de lo que sé, volvió a Freldjord. Pero dime Talon ¿Qué harás? Puedo permitir que te quedes en mi Orden hasta que Riven vuelva.

-No puedo aceptar Zed, tengo que encontrar a Riven lo antes posible.

-Bien, yo debo irme antes de que Lee Sin se enteré que estuve por aquí.

-Oye Zed, ten cuidado.-Dijo el noxiano y saltó del templo, a lo que Zed soltó bajo su máscara una sonrisa irónica.

El maestro de las sombras caminaba en una oscura noche, apenas visible el camino por luz de luna, cuando un estrepitoso disparo se escuchó a lo lejos a lo que apenas logró moverse y esquivar un proyectil que se dirigía hacia el, se metió entre el bosque de Jonia esquivando todo lo que podía los proyectiles con sus sombras sin poder identificar la dirección de su agresor, y ya no tenía demaciada fuerza, y al cuarto sonido de disparo, sintió un increible dolor en su cuerpo, de pronto ya no podía crear sombras, y por poco no podía caminar, vió una gran roca y se cubrió ahí.

-¿Q-Qué es eso? ¿Una Isla flotante?-Preguntó con ironía Zed, y siendo esas sus ultimas palabras, perdió el conocimiento.