Cuidarte

600 62 79
                                    

Durará tanto como lo cuides, lo cuidaras tanto como lo quieras.
Ellos se cuidaban mutuamente, dependían del otro.

Tomo el cigarro por su extremo, lo llevo a su boca para después llenarla de aquel tóxico humo, al principio lo mantuvo pero comenzó a toser, era su primera vez fumando. Calmo su respiración y como si él piso de la casa abandonada de donde se encontraba Ismael con sus amigos fuera un cenicero restregó la punta del cigarrillo haciendo que este se apagara.

-hey, no los desperdicies. Imbécil- Le replico uno de ellos al ver que Ismael lo había apagado.

-Perdón, solamente es que no me acostumbró- Decía con la mirada agachada, se sentía avergonzado por haber hecho eso.

-Está bien, pero es que no saben cómo tarde en conseguirlos. Si mi hermano se llega a enterar que me robe su cajetilla me mata-

Así era como pasaba el tiempo, algunas veces, y siempre regresaban cuando era la hora de salida, desde hace días nadie se enteraba y eso era lo mejor.

-Ya vámonos- Todos se levantaron para salir y dirigirse a la escuela, de camino entraron a una tienda de servicio para matar un poco él tiempo y no llegar antes de la salida al igual que comprar algunas chucherías. Al estar en el mostrador para pagar, el pelinegro miraba unos chocolates que le gustaban mucho a Raúl y no pensó dos veces en llevarlos. Dejo los chocolates y una cola en el mostrador, saco su dinero para pagar y pudo percibir una voz conocida.

-Serían diecinueve- De solo saber quién era la cajera quiso lanzarle el dinero pero tuvo que contenerse. Estefanía lo miraba con sorpresa, había notado la presencia de él desde que lo vio entrar ''¿Que no debería estar ahora en la escuela?''

-Gracias vuelvan pronto- Se despidió con hipocresía ya que no tenía otra opción, era su trabajo. Sentía enojo de solo pensar que por la culpa de ese niño término su relación con Raúl.

[...]

Caminaba tranquilamente con su mochila colgando de un solo hombro directamente hacia su casa, afuera de ella divisó al de ojos café y la extraña situación en la tienda lo hizo preocuparse "¿Y si ella le decía a Raúl?'' lo descarto inmediatamente, como tenía entendido el castaño no salía más con ella.

-Hola Isma ¿Cómo te fue?-Tenía la manguera en mano y continuaba mojando el auto.

-Bien ¿y a ti anciano?- Ismael se le acercó para después sacar algo de su mochila.

-Soy cinco años mayor que tu ¿y me dices anciano?- Dijo mojando al pelinegro, este pego un brincó al sentir el agua fría en su pecho y se enojó un poco cundo Raúl comenzó a reírse.

-Imbécil, ya no te daré lo que te compré- Agitó a la vista del mayor una caja de chocolates.

Él se abalanzó al ojiverde para arrebatarle la caja. -Dámelo- Ismael aprovecho y le arrebató la manguera, abrió esta para mojar de arriba abajo a Raúl quien cubría su rostro del agua. Bajo la mochila y la caja de chocolates al suelo para continuar mojándolo. Continuaron mojándose uno al otro, sin parar de reírse terminando completamente empapados.

-Ya mucho juego pero ya hay que entrar- Secaba sus rostro ya que el agua de su cabello escurría. El menor no tenía otra opción más que hacer lo que le pidió, tomo su mochila y en ella volvió a meter los chocolates. El suelo de la casa estaba mojado y todo por la culpa de los dos que seguían paseándose por toda la casa mojando por donde caminaban. Raúl decidió ir hacia la lavadora se quitó la camiseta y tomo una tolla que habían ahí para secarse el cabello.

-Raúl- Le llamo el ojiverde entrando al pequeño cuarto de lavandería y como de costumbre sintió su rostro arder al ver al mayor sin camiseta.

-Isma quítate la ropa- Se quedó congelado y contesto con un ''¿he?'' -Que me des tu ropa para meterla a la lavadora- Con nerviosismo se deshizo de su playera y bajo la bragueta se su pantalón, Raúl trataba de no mirarle cuando se había quedado solamente en ropa interior pero tuvo que hacerlo para coger la ropa mojada. Sintió la mirada del mayor recorrer su cuerpo de abajo a arriba, la situación era tensa.

No lo había visto semidesnudo desde hacía mucho tiempo y comprendió el porqué de la vergüenza de Ismael ya no era un niño cambió física como mentalmente, esto era fácil de ver, su estatura promediaba un metro sesenta y ocho, sus piernas antes delgadas ya no lo eran pero si más largas, su esbelto abdomen y unas caderas un poco más anchas de lo común tratándose de un hombre. En el pequeño lapso de tiempo que duró mirándolo no supo porque no contuvo ver la zona íntima del pelinegro que estaba cubierta por un bóxer gris que también estaba mojado y extremadamente pegado casi transparentado su miembro.

-Ten sécate el cabello- Dijo entregándole una pequeña toalla, el chico la tomo para después hacer lo que le pidió. "¿Por qué me sucedía esto a mí? Maldita sea" Se maldijo pues otra vez le sucedía lo mismo, no evito observar el trasero de Isma cundo salían de la habitación.

A la mañana siguiente la señora Marcia se encontraba en la casa sostenido un termómetro que marca 38° -¿Cómo pasó esto?-

Raúl estaba acostado semipálido, valla que preocupó a Ismael sino no hubieran llamado a la madre del mayor. -Ayer estábamos jugando con la manguera-

La mujer le miró y después miro al ojiverde -Cuida de él, iré a prepararle algo de comer-

-Que debilucho eres- Rio sentándose en el borde de la cama. Raúl se cubrió hasta el rostro para darle la espalda.

-Eres muy malo conmigo- Fingió una voz triste y chillona entonces sintió los brazos del chico el cual fue obligado a recostarse para abrazarle mejor.

-Perdón, espero que te mejores para que hagas esos vídeos de siempre y te pueda dar tus chocolates- El mayor río por lo dicho, se dio la vuelta para quedar cara a cara y seguir abrazándolo.

-Recuerdas cuándo dormíamos abrazados-

-¿Qué? Yo no lo recuerdo- La verdad era que si lo sabía pero sentía un poco de pena.

-Claro que si lo recuerdas, si tú eras el que me lo pedía- Ismael se sonrojo. Quedaron así por vario tiempo abrazados hasta que quedaron dormidos.

La madre de Raúl entro a la habitación con un plato de sopa para su hijo pero la imagen frente a ella le hizo enternecer e irse para dejarlos descansar.







----------
Siguió pasando el tiempo y no sé cómo sucedió que de un momento a otro dejé de cuidarte, fue uno de los peores días de mi vida

Nuestra Hermosa Amistad { Wisplay }Donde viven las historias. Descúbrelo ahora