Mi

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Yugyeom se dirige corriendo a su última clase de baile del semestre. Se ha quedado dormido mientras esperaba el desayuno y ha perdido esos diez minutos con los que siempre cuenta para poder ir tranquilo. Y no es para menos, sabiendo que apenas ha pegado ojo estos últimos días. Le encantaría decir que ha sido por el examen tan importante que tiene hoy, pero estaría mintiendo. Todo es culpa de ese maldito hyung que no sale de su cabeza.

¿En qué momento se le han ido tanto las cosas de las manos? Desde un principio pensó que lo de Jinyoung y él solo iba a ser algo puramente físico, incluso sentía pena por la otra chica. Ahora por el único por el que siente pena es por sí mismo.

Llega, con la respiración entrecortada, justo antes de que el profesor entre. La noche anterior es la única que ha pasado ensayando la coreografía, pero ahora que es el momento de hacerla delante de todos, siente que está olvidando los pasos uno a uno.

Pasan varios chicos y chicas antes que él con diferentes canciones y Yugyeom intenta calmarse un poco en ese tiempo, pero en cuanto el profesor pronuncia su nombre, sus manos vuelven a sudar. Se pone en el centro de la sala, enfrente del hombre y del resto de alumnos y empieza a moverse nada más suena la música. Lo lleva bien o al menos eso siente él, hasta que las imágenes traicioneras del mayor vuelven a su cabeza. Las de Jinyoung acariciándole. Las de Jinyoung dejando besos y marcas por su cuello. Las de Jinyoung ignorándole cada vez que terminan. Las de Jinyoung rechazándole y riéndose de él si llegara a contarle lo que siente.

Lo siguiente pasa en cuestión de segundos: su pie izquierdo se mueve en la dirección contraria, chocando con el derecho y haciendo que el peliamarillo vaya al suelo.

Su expresión habla por si sola y es que ni él mismo, ni ninguno de los que están en la sala, pueden creerlo. Lo primero que ve cuando levanta la vista es la mirada -por primera vez- decepcionada de su profesor. No espera una palabra de nadie y se incorpora para salir corriendo de nuevo por la puerta, ignorando a los compañeros que intentan pararlo.

Ha fallado y justo en lo que más ama. Y todo por culpa de ese maldito hyung.

Eso es. Yugyeom no le da más vueltas, si el mayor es el problema va a cortarlo de raíz.

🎵🎵

Jinyoung suspira, acomodándose más en la cama de su amigo. Ha ido a casa de Youngjae buscando animarse un poco antes de hablar con Jisoo. Porque sí, esa parte está decidida: va a terminar con ella, pero lo que aún le tiene indeciso es el peliamarillo. ¿Es si quiera una buena idea intentar empezar algo con él? Seguramente no. Seguramente el menor solo se ría de él, lo sabe bien. El menor nunca ha tenido nada formal y Jinyoung asume que tampoco lo querrá con él.

También intenta autoconvencerse de que ha ido a casa del castaño por el aura tan alegre que siempre tiene este, y no por querer ver a Yugyeom.

Youngjae ha salido minutos atrás por unas cervezas y algo de comer y aunque le parece raro que llegue tan pronto, el mayor baja nada más oír la puerta principal abrirse. Sigue los ruidos hasta la cocina, donde supone que está el castaño con las bolsas de la compra, pero se encuentra algo mejor.

Yugyeom está de espaldas a él, buscando en los armarios y azotando con fuerza las puertas de estos al no encontrar lo que quiere. Una pequeña sonrisa se dibuja en la cara del mayor enseguida. ¿Cuánto tardará Youngjae en llegar? Espera que bastante.

Se acerca al peliamarillo y rodea su torso por la espalda, teniendo que alzarse un poco para llevar su boca al oído del contrario.

-Hola, bonito.

Yugyeom se sobresalta y enseguida suelta un "no puede ser" que no pasa desapercibido para el mayor.

-Youngjae ha salido a comprar, pero creo que si nos damos prisa...

Do re mi ✧ JingyeomDonde viven las historias. Descúbrelo ahora