Dos: »Dolor de cabeza«

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[Barry ⚡️]

¿Quién no esconde secretos?

Secretos existen en todos lados, todos tenemos de esos ¿no? Algunos pueden ser inofensivos y otros pueden llegar a causar daño.

Le seré sincero, este proyecto al principio me parecía patético, basura y muchas cosas horrendas que por cierto editamos las palabras pues eran un poco ofensivas.  Pero cuando te juntas con alguien como Sabrina tú forma de pensar cambia a una más justa y podría decir inspiradora. Ya no eres tan indiferente.

Me pregunto si a visto series de superhéroes. No, no de esas donde el "héroe" tienen súper poderes sino de quienes no los tenían, quienes tuvieron que pasar por mucho para llegar a ser quienes son ahora.

Hoy en día los jóvenes o mejor llamados como "mimados" están extraviados en este cruel mundo. Quizás muchos no se den cuenta de aquello pero sólo basta con el tiempo y complicaciones, si sólo por un segundo dejará de juzgar ellos harían un cambio. Realmente su problema no es querer sino es no saber cómo lograrlo, no saben lo que valen las cosas por sí solas. No pueden diferenciar la verdadera felicidad porque este mundo es como una isla aislada agonizando con gente cruel. Gente con propósitos aunque no sea la forma correcta.

¿Sabe? Yo usaba mi realismo para alejar a las personas, para hacerlas vulnerables cuando necesitaban una mano. Desgraciadamente en eso me convirtieron, el daño fue tanto que demostraba no sentir nada.

El primer día que entré a su clase fue interesante, aunque me cueste admitirlo. Lo primero que vi fue la ridícula pantalla reglamentaria donde decía donde sentarnos como si aún estuviéramos en secundaria. Para su suerte a mi me gustaba seguir las reglas así que vi dónde quedaba exactamente mi asiento e inmediatamente me dirigí hacia ahí pero para mi mala suerte hubo un terrible inconveniente.

Una chica mucho más menor que yo, por dos años quizá (ahora lo sé), estaba sentada muy cómodamente en mi asiento mirando atentamente a la pantalla. Ese fue un gran problema para mí porque no me gustaba interactuar con personas desconocidas porque después tenía que encargarme de alejarlas y eso era muy cansado. Aunque admito que disfrutaba herirlas con mis palabras hirientes. En esto me había convertido pero sabía que en algún momento de mi vida cambiaría, aunque este momento no lo era.

Yo me acerqué y reclamé mi lugar.

No sabe qué sentí a verla tan...inocente. Ella haciendo pucheros intentando lucir enfadada, ella haciéndose la inteligente, con sus inocentes disque bromas y finalmente con su seriedad y decepción al saber que sería mi compañera de asiento.

Yo tampoco estaba muy feliz por la "buena" noticia. Tenía que soportar su chillona voz y su actitud de: " ¡Soy feliz y te molestaré por ello!". Agradecí en el momento que empezó a hablar.

—Buenos días, bienvenidos a su primer año de psicología básica... Este soy la profesora Pardo y esperamos que les vaya genial y toda la cosa.—se notaba el entusiasmo. De reojo miré a Sabrina que se encontraba sacando un cuaderno suyo llenos de apuntes y eso era raro. Usted seguía hablando de lo que trataría el año mientras y yo seguía mirando ese cuaderno intentando leer que decía.

Desconocía de porque tanta curiosidad. Además los cuadernos generalmente están en blanco. Al primer día de clases, claro.

Ya de tanto esfuerzo entendí que decía "Psicología" y
se encontraba repletos de notas de lo que era .

—Generalmente no pongo a mis estudiantes con compañero pero en esta ocasión si. ¿Porqué? Como todos los años hay un proyecto especial.

¡Proyecto especial! ¡Que emoción! ¿Notó la emoción de todos?

Bueno la mayoría lo estaba en excepción de unos cuantos que les valía la clase, por ejemplo, yo merengues. Yo sólo estaba en esa clase porque mi madre estaba muy preocupada de mis técnicas de mis relaciones personales. A mi prima de trece años le rompieron el corazón y yo fui lo suficiente cruel al decirle que no valía la pena llorar por un tonto. Bueno digamos que use unas palabras más ofensivas. Mi madre tomó medidas extremas, quería que aprendiera a ayudar psicológicamente y aprovechó mi beca. En otras palabras, decidió por mí.

Porquerías.

—Tengo hambre. —susurra Sabrina de la nada. Había escuchado rumores de ella.

Escuche por los pasillos que se enfadaba si la llamabas por su nombre, según esa mañana en la cafetería se había subido a una mesa y empezó a gritar que la llamaran "Pissa". Bueno en realidad había escuchado rumores de una supuesta chica loca y pues ella era quien se le acercaba a una loca. Sólo intuí que mi "compañera" era la chica desquiciada sacada del manicomio.

Yo la ignoré.

—En esta ocasión es conocer a sus compañeros. Serán el paciente del uno al otro, aún no se la fecha pero para cierta fecha ustedes deberán tener listo el informe de su paciente. Cada detalle de él y lo que dejó que descubrieran de su persona y de su mente.

¿Genial? No podría ser mejor.

Alguien levantó la mano, nada más y nada menos Sabrina.

—Señorita.

—¿O sea ser amigos? ¡Eso es genialoso!—exclama emocionada, de hecho alcanzó a aplaudir. Ya era un dolor de cabeza para mí. Sinceramente.

—Véanlo como quieran. Paciente, rata de laboratorio o amistad... Me da igual solo cumplan con su trabajo y todo lo demás. Empiecen y mañana daré su primera clase.

Usted en serio era tan ignorante aunque sabía en el fondo qué escondía algo y ese algo eran sentimientos.

Creo que hasta incluso esconde sentimientos de usted misma, esos son secretos que hieren a nuestro corazón.

Mientras exista 'x'.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora