Sinopsis.

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Los gritos que provenían de aquella pequeña casa eran ensordecedores, ademas de aterradores. Ningún ser humano, por más valiente que fuese, podría hacerle frente a lo que ocurría entre aquellas cuatro paredes. Crucios, imperius y avada kedavras se lanzaban sin ningún pudor en el hogar de los Black. El-que-no-debe-ser -nombrado, más conocido como Voldemort, estaba observando con repugnancia a la pequeña que tenía delante, se notaba en su mirada que no tendría ningún miramiento en acabar con su vida y por un momento, su madre pensaba que así lo haría.  Que al fin, podría ser libre.

Así que tu eres Isabelle Lestrange, nada más y nada menos que la hija de mi más fiel seguidora...―Señaló a la morena, la cual estaba unos metros detras de Isabelle. En su voz se notaba la maldad y el asco por los presentes que había allí, los cuales habían dejado la batalla que había minutos antes para escuchar lo que Lord Voldemort tenía que decir. ―¿Sabes? Tu madre quiere que acabe con tu vida...pero yo, creo que tú puedes servirme en un futuro. ―Su voz siseante lograba estremecer a cada ser que había al rededor, no habia piedad en ella.

Pero, pero...¡Ella no puede vivir! -Gritó la morena con furia, su mirada estaba perdida en cualquier lugar. No podía creer que estuviese escuchando aquellas palabras, Isabelle debía morir y si no lo hacía él, lo haría ella. Levantó su varita apuntando a la pequeña y antes de que pudiese terminar la maldición imperdonable todo se volvió negro. ¿Estaba muerta? No. Aún oía los murmuros de Voldemort, y cada susurro que él decía le ponía los pelos de punta.

Isabelle...Tú me darás todo lo que siempre he querido. Inmortalidad, poder, ser el mago más temido de todos los tiempos. Tú serás mi salvación.

Mareas etéreas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora