Corrimos por los pasillos, aquellos que eran de una pared recubierta de terciopelo rojo color sangre y bordados con adornos negros. De los techos colgaban unas “lámparas” con distintos huecos donde se metían velas, por ese hecho los pasillos eran bastante oscuros.
Llegamos al pasillo donde al final se veían dos grandes puertas de madera. Paramos de correr y caminamos recuperando la respiración, Sam iba mirando el suelo, pensando en sus cosas cuando de repente…
-Grite- ¡Mira! –señale una de las puertas, había una sombra pero esta vez, no era delgada y alta, si no bajita y rellena.-
-¿¡Qué?! ¡No hay nada!-me miró extrañada-
La sombra desapareció.
-Estaba allí, ¡la vi¡ Pero… era distinta a la otra.-nosotras seguíamos caminando hacia la puerta pero unos metros antes de llegar, del techo caían gotas, gotas de un color granate. Miramos el techo.-
-Eso es…
Sam dio un grito. Y en el techo vimos escritas las palabras: “Un día, una muerte”. Salimos corriendo y entramos a clase lo más rápido que pudimos. Allí estaba la Sra. Roberts, de pie frente a su escritorio, impaciente, dando golpecitos al suelo.
-¿Por qué llegáis tan tarde?-nos dijo con un rostro enfadado.
-Sra. Roberts lo sentimos, nos entretuvimos en el camino a clase.-las dos bajamos la cabeza en señal de disculpa y nos sentamos en nuestros lugares de trabajo.-
Una vez en nuestros asientos, sacamos literatura, ya que era lo que nos tocaba. La profesora empezó a dar clase, se me hizo interminable pero me alegré de ello porque no quería volver a pasar por el pasillo o por lo menos, no volver a pasar solo con Sam. Ella también estaba inquieta, más de lo normal, no paraba de mover el estuche de un lado para otro ni de cerrar y abrir los libros.
-Señorita Ronsulr, ¿quiere parar quieta un momento? ¿Qué le ocurre?
-Na… Nada –tartamudeó sin saber que responder.- no se preocupe solo me urge saber cuándo será el examen de física, nada más.-puso en su cara la sonrisa dulce que siempre mostraba.-
La profesora, prosiguió a dar clase cuanto tocaron en la puerta.
-Adelante.-su rostro estaba tan serio como siempre.-
En la clase reinaba el silencio y todos parecíamos personas normales. Incluso Richard, mi mejor amigo, parecía un chico encantador cuando era el más gamberro de la clase. La puerta se abrió chirriando por ser tan antigua, necesitaba una buena cantidad de aceite pero el conserje del orfanato se negaba a hacerlo.
-Buenos días.-apareció la directora con un semblante serio cerrando la puerta.- las demás clases ya están al corriente, eran la única clase que quedaba por informar. Bien, si alguien sabe algo al respecto sobre lo que voy a contar, no duden en comunicárnoslo. Estas semanas, en concreto hoy, han ocurridos hechos extraños. Uno de ellos que probablemente poca gente lo haya observado es que por los pasillos, en las paredes y puertas, se ven sombras. Todavía no sabemos de quien o de qué son.
Levante la mano.
-¿Si?-la directora me señaló.- Dígame.
-Samantha y yo, bueno, he visto dos de esas sombras pero las dos eran distintas.-lo dije con miedo, me tomarían por loca.- Luego también, en este pasillo antes de llegar a clase ella y yo vimos sangre que caía del techo, y en él había una inscripción en la que ponía: “Un día, una muerte”
-De eso también quería hablaros además, hemos visto unos animales por las paredes muy curiosos…-nos miro preocupada-
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16 Sombras de Media Noche.
HorrorAlisson Mcgrow, una chica de 15 años que lleva desde pequeña en un orfanato. Nunca había ocurrido nada extraño pero este año, en el que celebraria su décimo sexto cumpleaños, empezaran a ocurrir cosas realmente extrañas que nadie hubiese imaginado.