De Vuelta a Casa.
Las personas a veces pueden ser un poco crueles ¿No? A veces también pueden ser tan buenas que volvemos a recuperar la fe que en ocasiones perdemos por decepciones, me sorprende ver cada día como las cosas cambian en Valiand, a veces para bien, como a veces para mal, y ese "a veces" se torna tan raro y estúpido, que rogaría a los cielos por una explicación de las cosas que envuelve esas palabras, pero, admito que este "a veces" en esta ocasión me gusto, después de todo, a veces adoptan niños en orfanatos ¿no? Hay ocasiones, en que hay personas buenas.
Y de esas personas buenas, dos comparten juntos un almuerzo en una gran ciudad de este mundo, una de ellas sabiendo muchas cosas, y la otra, apenas empezando a entender.
James y Dioh rieron bastante en el almuerzo, James tenia años que no reía de esa forma, estoy seguro que sus pulmones estaban sacando el polvo y volviendo a trabajar, Dioh le contaba chistes tan malos que lo hacían reír, la verdad, eran tan malos que hasta el mismo Dioh se reía de sí mismo, después de tantas risas terminaron su almuerzo, y sin más demora, el mesonero llego con la cuenta, James la miro unos segundos y le paso una tarjeta de crédito.
—Bueno señor, en lo que el mesonero llegue con la tarjeta, nos iremos, es hora de darle una sorpresa antes de volver a casa ¿Le parece bien? Por cierto ¿El almuerzo fue de su agrado? —
—Está bien James, pues si, estaba delicioso la verdad, jamás había comido algo así, aunque, no quiero preguntar cuanto costo... — respondió Dioh con una sonrisa incomoda
—Me alegra saber eso, y ¿Por qué no? —
—Estoy seguro que ni trabajando varios meses podría pagarlo...—
—Son 1000 dólares señor — dijo james sonriendo.
— ¡¿Qué?! – exclamo Dioh teniendo casi un colapso emocional.
— Relájese señor, las cosas son un poco caras aquí en Valiand, no se preocupe por el dinero ¿Si? Además, usted lo merece —
—Aun así...sigue siendo mucho dinero —
James rio y se levantó del asiento para mover la silla de Dioh y que él se levantara, el aún estaba incomodo por tantos servicios, respeto y modales, solo trataba de seguirle la corriente a James, al levantarse, el mesonero llego y dando las gracias, los dos salieron del restaurante, el auto ya estaba esperándolos con las puertas abiertas y todos los guardaespaldas listos, Dioh se asustaba cada vez que veía a todos los guardaespaldas, se le olvidaba por un momento que lo estaban cuidando, después de subir al auto, James hizo una señal al chofer y arranco, Dioh y James estaban como en el restaurante, hablando de la ciudad y los monumentos, después de un par de minutos y de calles, estaban más al centro, cerca de algunos apartamentos y centros comerciales, el auto se detuvo frente a un cine y los guardaespaldas les abrieron la puerta, Dioh bajo y al ver el cine pregunto.
— ¿Veremos una película? —
—Señor...es por aquí— respondió James desde el otro lado del auto.
Dioh volteo y de nuevo, se sorprendió, detrás de James había una tienda de ropa, en el anaquel había varios tipos de ropa, elegante, deportiva, formal, casual e informal, había zapatos de todo tipo y al igual que el restaurante, se veía que en la tienda te cobrarían con solo respirar dentro.
Dioh miro a James y el solo le sonrió, se podría decir que con la misma sonrisa de un niño al cometer una travesura, Dioh se acercó y James lo llevo a dentro de la tienda con la misma sonrisa, Dioh sabía que eso significaba una sola cosa "Caro" al entrar Dioh quedo sin palabras, todo era muy elegante, era una tienda muy acogedora, con algo de música Jazz de fondo, con mucha ropa en estantes y percheros, de inmediato un señor mayor vestido elegantemente se les acerco, tenía el pelo al ras de su cabeza y con un tono grisáceo, era un poco más bajo que James con los ojos azules y algunas arrugas en su rostro, tenía una cinta de medir en su cuello y usaba lentes finos.

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El Guardián
FantasyEl mundo, tan basto y extenso, tiene un equilibrio llamado "El contrato", que fue creado por los Dioses y Demonios que habitaron estas tierras mucho antes que tú y yo, para vivir en paz entre ellos, con el pasar de los años los humanos que los serví...