Curiosidad.

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Si estás cansado de buscar, deja que te encuentren.

No que fuera un investigador privado, pero quizá deseaba serlo. Desde el día de la audición no había podido encontrar al 31 ¡Nadie sabia de él! ¡Nadie lo había visto! . Sabía que no era algo común, pero si una cosa tenía como defecto era eso, ser curioso, una curiosidad casi malsana que lo consumía; no era obsesivo (o eso quería creer), sin embargo desde aquella primera y última vez, no había tenido más en mente.

Volverlo a ver, y con algo de suerte escucharlo cantar. Y si los dioses estaban de su lado quizá poder hacerse de un amigo en esa ciudad.

-¿Has tenido suerte el día de hoy YunHo? - A pesar del ligero toque de sarcasmo sabía que la pregunta era de alguna manera hecha con verdadero interés.

-No HeeChul-hyung, tampoco hoy lo he visto, y nadie en el salón de canto.

-Yo tampoco conseguí información, ya sabes como se ponen en la oficina, no quieren dar ningún dato. Además parece que no tienen registro de él, es como si la audición la hubiera hecho un fantasma, nadie sabe nada, y lo que es peor solo tú lo has visto.

-Dana-noona lo vio también, pero no he podido hablar con ella, si pudiera seguro ella ya habría conseguido información.-Pero nadie quería ayudarle, parecía un caso totalmente perdido. Tal vez estaba un poco obsesionado con la idea de volverlo a ver; aun si no sabía que decirle después, era sobre todo una necesidad casi sofocante que aún contra toda razón persistía rondando en su cabeza día y noche.-

-Si, me lo has repetido desde que toda esta locura comenzó, pero dime si lo encuentras ¿Qué rayos vas a decirle? No es como si pudieras correr y decirle que lo has estado buscando desde que lo viste. Una cosa así asustaría hasta al mas valiente, YunHo, no quiero romper tus ilusiones, pero no puedes seguir con ese loco afán tuyo de .... No sé querer ver a alguien que no conoces de nada y que es poco probable que entable algún tipo de relación contigo. Si llega a ser tu amigo, dudaré de su juicio.

-¿Dudas del tuyo por ser mi amigo hyung? - Quizá sonaba lamentable si lo planteaba de esa forma, pero estaba seguro de no ser una mala persona, además lejos de solo querer verlo de nuevo, quería escuchar su voz. Aquella voz que lo atrapó por completo.-

-Yo jamás dudaría de mi cordura, es solo que no lo entiendo, dices que te gustó como cantaba; lo entiendo, si S.M. lo seleccionó fue por algo, aquí no se duda del talento de la gente que se ha ganado un lugar como trainee. No dudo de tu talento ni del mío, mucho menos del de aquel chico. Solo creo que es algo extraño el hecho de buscarlo tan desesperadamente.- Y HeeChul tenía razón, tanta que se rendía. Jung YunHo se rendía.-

-Tienes razón, creo que todo esto me está estresando, aún no he visto algún lugar donde pueda quedarme sin tener que gastar lo poco que tengo, ni hablar de un buen empleo. No sé por qué dicen que venir a Seúl es vivir el sueño de tu vida. Yo veo los míos pasar frente a mi cada día.

-Te estás quejando cuando nunca lo haces, creo que te afecta más de lo normal tener la certeza de que tu 31 no va a aparecer. Mira creo que es hora de que vayas a casa a descansar, tu día inicia muy temprano y termina tarde, entre ensayos, trabajos y todo lo que tu loca cabeza tiene dentro te está dejando K.O.

-Si es hora de regresar "a casa". Nos vemos mañana en los ensayos, no llegues tarde o hyung-nim te regañará de nuevo.

-Uggg el no entiende que por las cosas buenas se debe esperar. Nos vemos mañana, descansa YunHo.

De nada servía enfadarse, mucho menos quejarse, pero era justo lo que más deseaba en ese momento, dejar de ser fuerte y brillante para todos. Quería poder ser de nuevo YunHo, simplemente ese chico que gustaba de bailar. Sabía que 'las cosas buenas deben esperar' HeeChul lo había dicho y hasta ahora era el único en el que podía confiar.

No mentía cuando decía que la ciudad era aterradora, de día siempre rebosaba de gente, de sonidos ensordecedores, del frenético ir i venir de todo el mundo. Y de noche tenía una visión un tanto perturbadora. Luces inútiles por todos lados, anuncios que nadie veía, gente que como él no tenían a donde ir, pero que a diferencia suya distaban de tener buenas intenciones.

El parque, parecía el único lugar donde podía sentarse y pensar con un poco de calma, no era un lugar cálido, mucho menos tenía una vista espectacular, sin embargo era lo más próximo que podía definir como hogar.

La nieve acumulada, podría ser un problema esa noche, pero prefería lidiar con un poco de frío a aventurarse a algún lugar donde además de estafarlo, buscaran reclutarlo para trabajos de dudosa reputación.

Su banca estaba a unos cuantos pasos, lejos de los ojos curiosos de policías o vagabundos. ¡Pero no podía creerlo! Había alguien en su lugar. Cierto era que no era el propietario como tal, pero el derecho de uso lo acreditaba como el dueño inamovible. Quería correr y gritarle a quien quiera que fuera que se largara. Hoy no estaba de humor para tolerar a nadie.

Dirigió sus pasos más rápido de lo que había imaginado, y en menos de tres zancadas estaba a menos de un metro de distancia del desconocido. Iba a gritarle que se fuera cuando lo vio.

Ahí estaba el 31 con una ligera sudadera negra que poco podía cubrir del helado viento invernal, sus cabellos negros resaltaban con aquel corte extraño, se veía distante y cansado, algo en él vibró y le obligó a caminar más tranquilo, suspirando de alivio ¡Lo había encontrado justo cuando se había rendido! Si fuera alguien que creyera en las supersticiones diría que era una coincidencia muy extraña.

Aunque las coincidencias fueran simplemente el reflejo del destino.

Un destino extraño que lo empujaba hacía él.

-Eres un chico muy lindo, sería una desgracia no poder escuchar tu voz de nuevo si te congelas aquí afuera.- Tal vez no era la forma correcta de presentarse, esperaba que aquel chico no pensara que era alguien que buscaba hacerle daño. Pero... ¿Qué estaría haciendo ahí afuera? El clima era inclemente con quien se atreviera a estar fuera del calor del hogar.-

-¿Por qué no vas a casa? Hoy es un día frío y puedes enfermar.

-No puedo ir a casa está muy lejos.- Era un chico que al igual que el se encontraba lejos de la gente que amaba.-

-Supongo que entonces tendré que compartir esta banca contigo número 31.- La cara de duda opacaba las bonitas facciones que se torcían ante el gesto. Una expresión de miedo le enterneció tanto como aquel cachorro que amara cuando era un niño. Ahora lo miraba de forma insegura y no pido más que sonreír.-

-...

-El número con el que hiciste la audición ¿No lo recuerdas?- El número que no lo dejaba dormir, el número que posiblemente hoy le diera más suerte de la que había tenido hasta el momento. ¡No lo recordaba!-

-...

-Veo que no chico bonito.

-¡No soy un chico bonito!- Lo era, por mucho era la persona más bonita que hubiera visto, incluso más que cualquier chica de su pueblo o de Seúl...-

Y eso era extraño, tan extraño que le agradaba.

-Lo eres 31.

-¿Quién eres?- Soy quien no ha dejado de pensar en ti, un loco quizá que no sabe lo que hace, alguien solo como tu.-

-Soy tu fan...

-¿Qué?

Y verlo tan cerca no menguó su curiosidad, simplemente la hizo parecer una avalancha que crecía mientras aquella persona lo observaba temblando.

-Jung YunHo, antes dueño de esta banca por la noche, y trainee de S.M. Un gusto.

Dicen que cuando alguien se empeña en querer ver las cosas de cierto modo, llega el momento donde una decepción inminente se hace presente, porque se sabe que una ilusión jamás es como la realidad. Pero a pesar de saber que una decepción podría atacarlo en cualquier instante, lo que menos le importó era indagar el porqué de lo que se avecinaba.

-Kim... Kim JaeJoong, un gusto supongo.

No 31, no chico misterioso... Kim JaeJoong, un nombre bonito que sólo hacía gala de la belleza de ese hombre.

Ha sido él.YunJaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora