*Narra Nagore*
Siempre acabábamos de la misma forma, no podía evitar perderme en su piel, era tan suave, blanquita, no se,tan apetecible, se me caía la baba cada vez que la veía sin ropa, por suerte la veía así más veces de lo normal.
Pasaban las horas y ninguna de las dos hablaba, ella estaba recostada en mi pecho y mi mano seguía en su interior, al final la volvería adicta a mi, aunque eso no era un problema que digamos .
Después de muchas caricias y besos, me levanté y la ayude a salir, nos pusimos nuestros albornoces .
- Ponte aquí, le dije dándole un beso en la comisura del labio.
-Aqui ? Para que
- Tu que crees? Anda ponte boca abajo
-Bueno vale.
No puso ninguna pega y al tumbarse mis manos se pusieron encima de su espalda, no sin antes echarme uno de mis aceites que tan caros me habían costado.
Mis manos recorrían su cuerpo una y otra vez, sin parar, a ella se le veía agusto, incluso pensé que se habia quedado dormida, me puse encima de ella para echar mi peso sobre mis manos y hacer bien el masaje.
Sin darnos cuenta eran las 21:00, y yo no había preparado nada.
-Enseguida vuelvo le dije al oído
Creo que de lo relajada que estaba, no se dio ni cuenta de mi ausencia.
Mientras tanto fui a mi habitación llame a un restaurante chino que era bastante famoso y encargué :
- Dos rollitos de primavera (con su respectiva salsa agridulce)
-Pollo al limón
-Tallarines con salsa de soja
-Arroz tres delicias
- Pato agridulce
Nos íbamos a poner las botas, pero un día es un día .
Volví al salón y ahí seguía tumbada, estaba en paz interior o algo, porque ni hablaba .
-Sandra cariño dije con tono dulce
*Narra Sandra*
Entre en un estado de meditación que no me enteraba de nada de lo que pasaba, era subrealista todo, hasta que su voz me hizo poner los pies en tierra .
