El Final

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Todo lo que comenzó como una aventura, se transformo en una pesadilla. Una pesadilla que reinaría desde hoy y para siempre en alguna parte de nuestra memoria, en nuestros sueños en ese instante que no nos atrevemos a regresar al pasado. Cuando lo único que deseamos es olvidar y a pesar de eso cada muerte, cada cadáver se mantiene mas presente que nunca. Como dudamos los uno de los otros. Como nos señalamos intentando buscar el culpable que llenaba las expectativas de esa mente psicotica capaz de convertirse en un asesino en potencia. Fuimos parte de un plan macabro, nos convertimos en esos protagonistas de aquel individuo que sorprendentemente hizo parte de aquella historia que en un principio me hizo tan conocida.


No es momento de traer el pasado al presente, no deseo recordar ese instante doloroso en el cual cada uno de los cadáveres, fueron entregados a los familiares. La mirada de desdicha de los Padres de Alfonso Herrera, esa forma desconsolada en la cual el padre de Angelique se aferro al cuerpo sin vida de su única hija quizás muy similar a la forma en la cual la madre de Zoraida lo hizo a la tumba de su segunda hija al momento del entierro. Ese dolor lo conocía perfectamente, era de nuevo esa protagonista que quería evitar ser ya que no fue fácil sobrellevar ese dolor que te deja ver la sepultura de tu hermano menor. Los gritos que mi madre dejo ante la poca multitud, pidiendo que todo esta pesadilla se terminara o por el contrario mi padre exigía alguna explicación ante ese ser supremo que todos rendimos algún tipo de fe sin importar cual sea tu religión.


Fue una etapa de dolor, una época donde no hice más que sufrir y que en lugar de superarlo me pareció imposible. Eso, eso que habia vivido dejo secuelas que marcaron mi vida. El hecho que ahora asistía a infinidades de terapias para superar ese momento, los psiquiatras por otro lado recetaron innumerables de pastillas para lograrme controlar los ataques que me daban. El insomnio era el único rey en las noches. Los guardaespaldas fueron parte de mí día a día y esa policía nunca pudo poner tras las rejas a ese culpable que hasta el momento se mantenía absorto quizás de todo el sufrimiento que ahora padecía.


Podía ver todo esto como un escalón, si quizás esa mancha negra en el historial de la vida. Eso que no quisieras revivir, sin embargo no todo era malo afortunadamente no habia sido la única en respirar en tierra firme. Ya que mi mejor amiga Estefania también al igual que yo resulto libre y mas que libre sobreviviente de esa herida que la dejo marcada, por otro lado Dulce. Esa mujer que un día culpe, sobrevivo oponiéndose a todo lo que decían los médicos ya que la bala que atravesó su pecho paso a centímetros de su corazón. No voy a negar los meses de hospitalización, pero lo más importante es que después de un año formalizamos ese matrimonio que antes parecía yo huir. Pero mirando que una bala me podía apartar del amor para siempre, quise olvidarlo.


Si es verdad, hoy por hoy cierro los ojos y no hago más que ver ese hilo de sangre que salio de la boca de Cristian al momento de recibir el disparo. También al mismo tiempo retumban en mis oídos esas terribles detonaciones que le marcaron el final a Poncho, no hay noche que no vea ante mis ojos el cuerpo de mi hermano Eddy reposar en el suelo embadurnado de sangre, así como el de Angelique cayendo sin vida desde el mueble de la sala de la casa. O la forma en la cual lucho por respirar Zoraida, hoy en cada uno de ellos reposa mi culpa la pregunta es si esa misma culpa acompaña a la asesina. Podrá dormir? Seguirá con su vida normal? Podrá reírse? Si es así, necesito que me diga su receta porque yo más que nuca necesito volver a mi propia vida, sin ninguna culpa retumbándome por todos esos asesinatos que reinan a mi espalda. Tiempo, eso es lo que dicen todos el tiem...

DesolaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora