One Shots Sterek

Nuevo destino, segunda parte (Sterek)

Me levanto del sofá porque decido que ya he hecho el vago suficiente, voy al baño a lavarme la cara. Cuando levanto la mirada y me veo al espejo me odio a mí mismo, dejé pasar al amor de mi vida por ser imbécil, retengo las ganas de llorar y me pongo a hacer un poco de ejercicio antes de irme a trabajar.

Ha pasado casi un año desde que Stiles se fue de casa y me pidió el divorcio, el cual solo pude aceptar porque fui yo el causante de la separación, y sigo sintiéndolo como si fuera ayer, nuestra cama parece mas grande desde que se fue, la cocina parece vacía sin el constante movimiento de Stiles en ella y el estudio... Que decir de ahí, el lugar donde Stiles se pasaba horas conmigo, mientras yo pintaba algún cuadro o acababa de hacer un poco de papeleo para la empresa, y él se quedaba ahí haciendo cosas del trabajo pero negándose a hacerlo apartado de mí.
Mis entrañas se retorcieron ante el recuerdo y al acabar la tabla de ejercicios que me quedaba, mis pies me llevaron a la ducha automáticamente, donde me permití llorar la pérdida y lamentar mi estupidez.

Realmente no sabía porque me había llevado a Breaden a casa, simplemente recuerdo echar de menos a Stiles y el placer del sexo. La había invitado a una copa y después le siguieron varias más y lo siguiente que recuerdo es que su lengua estaba paseándose libremente por mi cuello y mi polla siendo aprisionada por sus manos, mi mente no lo pensó mucho cuando la llevé a nuestra habitación, a la cama que compartía con Stiles en las que tantas veces le hacía gritar de placer y otras tantas  le secaba las lágrimas y le consolé. Me sentía la mayor mierda sobre el planeta... Ni siquiera le escuché entrar... Estaba tan sumido en mi propio placer...

Cierro el grifo y cojo una toalla y salgo a vestirme, realmente no he perdido la cabeza porque tengo la esperanza de que Stiles volverá conmigo, somos almas gemelas, volverá, ¿Cierto? Suena patético, pero es lo único que me ha mantenido a flote estos 9 últimos meses. Me visto con mi traje y salgo para dirigirme al trabajo. Cuando entro en el edificio, la primera cara que veo es la de Braeden, quien desde que pasó lo que pasó, no se ha vuelto a acercar a mí de manera personal. Me habla de las últimas novedades y de algunos compromisos que debo atender y me deja en la puerta del ascensor. Llego a mi despacho y me siento pesadamente en la silla de escritorio.

Vuelta a la rutina, llego al trabajo cumplo con mi deber de manera automática y luego me voy a casa, o a cualquier otro lugar. He intentado contactar con Stiles, pero desde el día del divorcio me lo dejó muy claro, no quiere saber nada de mí, lo cual es bastante razonable teniendo en cuenta que le puse los cuernos, en nuestra casa, en nuestra cama, y encima con una conocida. Me froto los ojos a la vez que me mi secretaria pasa.

- Buenos días señor Hale, ¿Precisa de desayuno? - Pregunta amable Mayra. Es una mujer de unos 40 años, era secretaria de mi padre, y al heredar la empresa yo, por haberla conocido de siempre y por su eficiencia, la contraté para que siguiera en su puesto.

- Sí, gracias - Contesto cortés. Asiente y se retira.El día pasa lento y tortuoso, mis hombros se hunden cuando veo la hora en el reloj del ordenador y veo que solo me queda media hora para poder irme.

- Señor Hale - Llama Mayra, y entra - El señor Lahey está aquí

- Hazle pasar, gracias Mayra - Le sonrío pero por dentro me quiero morir, Isaac Lahey es mi mejor amigo y mi peor pesadilla.

- Hola Derek - Me saluda con un abrazo cuando está dentro de mi despacho.

- Lahey - Le palmeo el hombro.

- ¿Has hablado con él? - Pregunta directamente y sin tapujos.

- No - Suspiro - Ya te lo he dicho Isaac... No quiere verme - Me giro para mirar por el gran ventanal.

- Normal, no le culpo, después de lo que le hiciste... - Se tira en mi sillón.

- Gracias Isaac por recordarme una vez más que estoy solo y mi marido me ha abandonado por mi culpa - Ladro de mal humor.