A pesar de lo huraña que fui con él, perduró nuestra amistad, las sonrisas, las bromas, los abrazos , las lágrimas derramadas por nuestros seres queridos y los secretos que guardaré hasta la tumba, me abrazó y lloró desconsoladamente. Derrepente sentí un horrible peso en mi pecho, la culpa. Cerré los ojos para no llorar y lo abracé con fuerza. Su respiración era agitada y no lo solté hasta que volvió a la normalidad. Deshizo el abrazó y me miro, esperando que dijera algo. Sus ojos rojos e hinchados, fueron suficientes para no decir ni una palabra. Pues ya todo habría terminado.
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Lo Que No Diré
Short StoryESTA HISTORIA ES UN DESFOGUE EMOCIONAL Con poemas e historias cortas