~Cuatro~

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Rogue decidió no volver a encender su celular, pensó que sería una buena idea desconectarse del mundo por unos días al menos. Ahora mismo se hallaba echado sobre su cama, con la mirada ausente hacia la ventana.

Intentaba escaparse de sus pensamientos con cualquier cosa que se le ocurriese, como leer, limpiar la casa, escribir, domir... pero al final del día todo lo hecho resultaba ser inútil.

Además de que aún seguía sintiendo un poco de dolor en sus partes bajas, recordando a fuego vivo esa sonrisa que el rubio dejó ver la noche anterior; en el fondo había quedado cautivado al verlo sonreír, como queriendo decirle que todo estaría bien.

Las lágrimas siempre terminaban bajando por sus mejillas en la madrugada, sabiendo que tenía prohibido arrepentirse sobre haber hecho esto, ya que Rogue había sido advertido de que todo eso podría pasar; y él firmó el contrato, consciente de lo que le esperaba en este trabajo.



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-Sting, qué fue lo que hiciste?! - Yukino se hallaba indignada frente al rubio, esperando una obvia explicación.

-Nada que yo sepa - le respondió Sting con indiferencia.

-Rogue no contesta a mis llamadas, ya van cinco días en que he intentado comunicarme con él, y nada! - exclamaba la mujer.

-Seguramente tuvo algún problema, o... tal vez tenía cosas que hacer - se excusaba el rubio, estando consciente de lo que pasaba realmente.

-Y si canceló el contrato con nosotros? - le preguntó Yukino.

-Dudo que lo haga... sabe que le pagamos bien - le dijo Sting en respuesta.

-Esperaré unos días más, y si no vuelve a dar señales, llamaré directamente a su supervisora - jactó la peliplateada, yéndose a su habitación.

"Necesito volver a verlo...decirle que aquello no se repetirá" pensaba Sting en su mente, sintiéndose un poco nervioso. No sabía hasta qué grado había lastimado al ojirojo, y más le frustraba recordar la indiferencia con la que Rogue actuó en ese momento.

Al pasar seis días, el de ojos carmesí optó por prender su celular, y de paso poner a cargarlo; abrió los ojos de par en par al ver infinitas llamadas perdidas de su supervisora, Juvia. Al desbloquearlo, se encontró con un mensaje también.


➡Te desapareces y ni siquiera te molestas en avisar? dónde estás? si no respondes a mis llamadas y mensajes, iré directamente a tu casa!⬅

-Eh? - Rogue tardó en procesar el mensaje. Tendría consecuencias por ausentarse, al parecer.

Se asombró un poco al ver otro mensaje, el remitente: número desconocido.

Tenemos que hablar tú y yo...arreglar de mejor forma lo que sucedió ese día⬅

Rogue suspiró pesadamente, hasta que cayó en la cuenta de que con su "desaparición" estaba quedando como un cobarde, que huye del primer problema que se le presenta.

Tenemos que hablar??? porfavor...dale un descanso a mi trasero⬅

El de ojos carmesí ignoró la vulgaridad con la que había escrito eso, y sin más lo envió. Era extremadamente absurdo que Sting sólo quisiera hablar; él sólo lo quería para satisfacer sus necesidades sexuales. Lo de hablar era sólo una vaga excusa para llevarlo a la boca del lobo.

Compañero De Honor | StingueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora