~Siete~

411 33 55
                                    

-Buenos días! me dejarás pasar? ya que no pienso irme de aquí, no sin antes hablar contigo - apoyado en el marco de su puerta y con una confianza total, se encontraba Sting. Mostrándole esa linda sonrisa que no había podido olvidar durante los últimos días.

Rogue no sabía qué demonios decir, ya que se hallaba completamente en blanco. La única opción viable que tenía era cerrarle la puerta en la cara y hacer como que nunca estuvo ahí.

Pero no podía. Simplemente no podía.

De un momento a otro, la mente de Rogue pareció volver a funcionar.

-Para qué viniste? - preguntó el de ojos carmesí, con un tono de voz neutro. Por nada del mundo debía mostrarse nervioso.

-Acabo de decírtelo. Vengo a hablar contigo - le recalcó Sting.

-Sobre qué? no dejamos ni un tema pendiente si mal no recuerdo - Rogue poco a poco fue empujando la puerta hacia delante, con todas las intenciones de cerrarla.

-Bueno, es verdad. Más bien, vengo a pedirte explicaciones - el rubio detuvo sus movimientos en el acto, sobresaltando a Rogue.

-Explicaciones? de qué? - el ojirojo se cruzó de brazos, no le quedó más remedio que descartar la idea de darle un portazo en el rostro.

-Rechazaste la oferta que Kagura te propuso, y sólo quiero saber por qué - Sting decidió ir directo al grano, ya que comenzaba a impacientarse un poco.

-Cómo es que lo sabes? - le cuestionó Rogue, atónito.

-En serio quieres hablar de esto aquí afuera? - le preguntó el ojiazul.

Rogue tragó en seco, y viendo que ya no le quedaban opciones, lo dejó pasar. Cerró la puerta con pesadez, para luego caminar hacia su "invitado", quien lo miraba con una expresión de autosuficiencia.

-Habla ya. No tengo todo el día - le ordenó Rogue, quedándose a una distancia prudente de él.

-Kagura es sólo una conocida, además ella sabía que habías estado conmigo. Ahora tú respóndeme - Sting le tomó suavemente la barbilla, pero al contrario de ver una expresión sumisa en el rostro ajeno, recibió un manotazo por parte de éste.

-La chica no me daba confianza. Eso es todo - le dijo Rogue en respuesta.

-Seguro? - insistió el rubio, intentando acortar la distancia que quedaba entre ellos.

-Qué otra razón más podría haber? - Rogue se alejaba continuamente de él, adivinando las intenciones que el contrario tenía.

Sting ladeó brevemente la cabeza hacia el lado derecho, pero sin dejar de observarlo, mientras que Rogue intentaba mantenerse al margen.

-Rogue, ese día... - empezó a hablar el ojiazul.

-No quiero escucharte! - Rogue iba a ponerse ambas manos en los oídos, pero el rubio lo detuvo.

-Sé que no quieres escucharme! pero ya no puedo quedarme callado con esto! - Sting le sostuvo ambos brazos con firmeza, a cada lado de su cuerpo -. Desde ese primer momento en que estuvimos juntos... algo hiciste, porque desde ese día no te he podido sacar de mi cabeza! y sé que tu también sientes lo mismo con respecto a mí!

-No soporto tus aires de grandeza, Sting - le reprochó Rogue, con notable arrogancia -. En serio crees que tengo tiempo para pensar en alguien como tú?

El ojirojo creyó que con simples palabras lograría convencerlo y hacer que se fuera de allí, pero no contó con que su corazón lo traicionaría. Fue entonces que sintió la mano de Sting posicionarse en la zona izquierda de su pecho; sus latidos no eran normales, sino más bien acelerados.

Compañero De Honor | StingueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora