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Habían hablado más de la cuenta. Horas y horas. Acostados sobre esas finas sábanas. Ninguno de los dos había sentido el tiempo que habían utilizado. Y sin querer... sin ninguna intención... tenía a _____________ abrazando su cintura. Su tibio aliento sobre su cuello, erizándole la piel desde hace un buen tiempo, con los ojos cerrados, y aún envuelta en un profundo sueño. Se veía mejorcuando dormía. Le provocaba fo.llarla en ese mismo instante. Las ganas de hacérselo no se le habían ido. Al contrario, habían aumentado, es que con ella...con _____________, ya no se sabía. Moría por...arrancarle la ropa, y hacérselo suavemente, despertándola con un delicioso orgasmo que escucharía a gusto. Se relamió los labios. Ahora mirándola dormir. Bonita, y jo.didamente sensual... pensó ahora.

De pronto, un ligero suspiro salió de los labios de ______________. Abrió los ojos lentamente, encontrándose con el rostro de Tao.

- Jo.der... - se precipitó a decir ella. Ligeramente horrorizada. Retiró los brazos de la cintura de Tao. Había dormido mucho. Y podía jurar que no recordaba nada de lo que había pasado. - ¿por qué...? – susurró, sin saber porque había despertado entre los brazos de él. - ¿Qué a pasado?

- Pensé que lo recordarías. – le dijo él. Con una sonrisa en los labios que no hizo más que preocupar a _______________. – tan bien que lo hemos pasado, guapa...

- Basta, dímelo ¿sí? Por favor... - le rogó, tratando de recordar al menos un fragmento.

- Voy a ducharme...

- Tao, por favor. – volvió a decirle ella.

- Te he fo.llado. – le dijo riendo. ____________ abrió los ojos. – tú me lo pediste así que...

- ¿Qué?

- Ya me oíste. – se puso de pie, con ella todavía sobre las sábanas tendidas en el suelo. En un estado de shock.

- ¡Eres un im.bécil!

- Sí, sí, sí... - Tao abrió las puertas desgastadas del pequeño baño. Se quitó la camiseta.

- ¡Un idio.ta!

- Cálmate.

- ¿Qué me calme? – ella se puso de pie, alcanzándolo hasta el baño. – eres un maldito cerdo... - le gritó, para ese entonces Tao la había cogido de los brazos. Deteniéndola. La pegó contra la pared, ella no podía ni siquiera moverse. Jamás llegaría a igualar su fuerza.

- Si soy un cerdo ¿Por qué has dejado que te haga lo de la otra noche? – le recordó. Un ligero calentón se pasó entre los dos. Recordando cuando ella se había dejado coger por él, de todas las maneras. A _____________ se le subieron los colores. – no me insultes más si no quieres que repita lo de hace unas horas...

- Te odio...

- Yo también.

- Me das asco...

- Sí, guapa como quieras. – puso los ojos en blanco. Ligeramente dolido por sus palabras. – una cosa más, ni te fo.llado ni lo haré. No eres de mi tipo y nunca estaría con una niña como tú...de esas, que se creen la gran cosa y al final...

- Y al final te terminan poniendo tanto que terminas pajeándote solo en el baño.

- Que lindas palabras...

- Dime que es mentira, Tao.

- No, no lo es...terminé mastur.bándome la otra noche por que jamás terminaría de correrme con alguien como tú.

- Sí Tao como no. – intentó separarse de él. Para no llorar frente a su rostro. Sus palabras le herían en el fondo, muchísimo, pero él parecía no notarlo. - ¡suéltame!

- Aún no hemos terminado de hablar.  

Secuestrada. ➫Tao.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora