Capítulo cuatro: Heterosexual

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Es curioso como un lugar puede afectar tanto en tu vida.

El colegio es el peor infierno que un niño puede afrontar.

No por los exámenes, por el estudio... Podría decirse que esa es la parte que uno, si se empeña, consigue disfrutar y sacar provecho.

Pero existe algo que todo lo arruina. Que ese espacio creado para aumentar el conocimiento colectivo, sea una lamentable tortura cotidiana.

Y esto, damas y caballeros, no es nada más ni nada menos que los amigos.

Y ustedes se preguntarán confundidos qué sentido tiene eso. Ustedes dirán que es lo contrario, que lo bueno de la escuela son los amigos, justamente.

Pobres ingenuos.

Si la escuela se tratase solo de ir, estudiar, aprobar y aprender... Si, sería aburrido para algunos, sería tedioso y agotador. Pero podrían ahorrarse años y años de dolor.

Ya sea por una amistad rota, por una traición, por el simple hecho de que, por tu forma de ser, tengas menos amigos o porque para cuadrar, debes ocultar tu verdadero yo.

Porque tu pensamiento debe concordar con el de la gran mayoría. Porque las cosas son como son y a todos les duele. Pero nadie lo puede discutir.

Louis Tomlinson era víctima de la amistad. Víctima de los buenos tratos que lo volvieron vulnerable. Víctima del cariño y de la risa. De la alegría que te hace bajar la guardia.

Pero, por suerte, lo descubrió rápido. Gracias al universo, consiguió salvarse de eso.

Y todo le iba bien, todo marchaba de maravilla.

Hasta que una mañana, un chico extraño, le tomó por sorpresa. Él se había dormido en clase y su extraño compañero de banco le trenzó el pelo.

Louis, al despertar y notar su cabello todo enredado, decidió optar por ser grosero. Eso siempre aleja a la gente tierna.

Pero este chico, parecía no rendirse fácil. Louis notó eso al momento en el que el muchacho se sentó con él en el almuerzo, o cuando lo siguió a todas sus clases a pesar de que no compartieran la mayoría.

Y Louis se estaba hartando.

-Deja de joderme- Volteó a mirar a su alto acosador.- O te partiré la cabeza contra el suelo.

-¿Te alcanzo una escalera?

Louis apretó los puños pero volteó y siguió su camino. No se iba a deshacer fácil de él, eso seguro. Pero tenía una última carta que jugar. Y la pondría en marcha.

-Cuentame de tí, Louis... ¿Viviste siempre aquí en Londres?- El aludido negó con la cabeza con una sorprendente tranquilidad. Harry, se acercó.- ¿De dónde eres?

-De hecho, soy de Doncaster...- Louis le miró y, satisfactoriamente, notó que Harry se sorprendía por su amabilidad.

-Genial. -El muchacho sonrió. Bien, pronto le dejaría en paz.

No era que Louis odiara la compañía humana. Lo que él odiaba era el cariño que alguien podía dar. Y ese chico parecía cagar con cariño.

-¿Y por qué un chico tan bonito como tú se estaba sentando solo?

Louis sintió náuseas. ¿Acaso ese chico le estaba coqueteando? Vaya, no parecía gay.

-Uhm... Soy heterosexual.

-Ahhh, ¿Y te hacen bullying? ¿Quieres hablar de eso?- Harry puso una mano en su hombro.

Louis se apartó nervioso. No podía estar cerca de Harry por mucho tiempo.

-Yo... Debo ir a casa ya, nos vemos, ¿Si? -No le dió tiempo a contestar que el pequeño ya corria a su rescate.

Harry quedó medio confundido en el pasillo. Ese chico era raro.

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⏰ Última actualización: Feb 24, 2018 ⏰

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