Esto se estaba volviendo molesto...
"¡No estamos saliendo!"
"Si lo estamos".
"No, nosotros no estamos saliendo". Hakyeon contraatacó rápidamente, haciendo énfasis en la palabra "nosotros" como si estuviera hablando con un niño de 5 años que quiere un dulce un domingo por la mañana.
"Si, lo estamos". Taekwoon volvió a responder con una voz casi cantarina, ignorando el estado del moreno.
Hakyeon estaba a punto de explotar, no era la primera vez que tenían esa conversación.
Después de que lo dejó ayer, se había jurado que no hablaría con él nada que no fuera trabajo. Se había jurado que iba a trabajar muy profesionalmente y olvidaría cualquier cosa que haya pasado en las últimas semanas. Iba a olvidar sus insinuaciones sexuales y el casi voy-a-tener-sexo-contigo-una-y-otra-y-otra-vez-sobre-mi-escritorio-de-caoba-pero-no-vas-a-rogar-así-que-no-lo-haré, su dulzura... no era que siempre fuera dulce. Hablando de eso no quería ni siquiera pensar en él siendo dulce porque su estómago daría un vuelco y se retorcería, se sentiría tan cálido que sus mejillas comenzarían a ponerse rojas, otra vez.
Pero maldita sea que sabía ser dulce. Bajo esa fachada traviesa, bajo esos avances rudos... él sabía cómo ser amable en la medida necesaria y solo para dejarlo con ganas de derrumbarse y sucumbir ante sus encantos.
Pero él era su jefe. Y los secretarios no pueden envolverse sentimentalmente con sus jefes, sobre todo si era un secretario... hombre, y especialmente con un jefe como Jung Taekwoon. Sería demasiado complicado.
Él ni siquiera sabía si el padre de su jefe, el sr. Jung Minseok estaría de acuerdo con la relación.
¿Y qué pasaría con él si se enteraran en la oficina de su aventura?
Sería criticado, los dos serían criticados y sus vidas se destruirían en pedazos.
Por eso, él sabía que era mejor no comenzar con esto. Este romance era tóxico. Este romance que había durado exactamente dos meses, dos semanas y cinco días.
Y no era como si su jefe estuviera enamorado de él.
Simplemente estaba fascinado con Hakyeon, porque probablemente él había sido la primera persona con el coraje para dejarlo en la cama la mañana siguiente sin decir adiós o dejar una nota diciendo que le gustaría volver a verlo.
Lo más probables es que haya sido todo lo contrario.
Probablemente era el quien se iba a la mañana siguiente sin decir nada ni dar un beso de despedida a la otra persona.
Pero después recordó que él sí le había dado su número de celular para que lo contactara. Desafortunadamente estaba tan metido en sus pensamientos y las consecuencias de lo que había hecho que simplemente lo tiró tan pronto como salió del lugar.
Taekwoon lo miraba intensamente desde atrás del periódico que estaba "leyendo".
Era simplemente ardiente como el mismísimo infierno, pensó mientras curvaba los labios. Podría pasar el día mirándolo.
Simplemente así, con sus pies en el apoyabrazos del sofá, observándolo... Esperando su próximo movimiento.
Lo fascinaba. Había llamado su atención desde que encontró al otro bailando solo en el centro de la pista. E incluso hasta ahora, su atracción era tan magnética como siempre.
Lo quería. Y pensó que estaría satisfecho después de aquella noche. Pero claramente, estaba equivocado.
Sobre todo cuando quería otra ronda en la ducha, pero se encontró con que se había escapado y no lo veía en ninguna parte.