cap. 1 Vayamos a almorzar

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Tengo tantas ganas de llorar...
Ya no puedo huir del dolor; ni buscar refugio en alguien que no es nada para mi; aunque ya no creo que haya alguién para mi.

A veces puedo sonar cruel pero realmente soy alguien que tiene tanto miedo como cualquier persona; miedo a perderse.
El dolor se ha ocupado de hacerme sentir sola, la vida me quitó a la persona que más amaba; la maldita vida me arrebato a mi abuela, la que realmente hacía que olvide la tragédia de mi vida; la que me demostraba que no solo estaba yo.

Ahora ya no se quién soy; interpreto mi tristeza en estas páginas; simplemente ya no tengo que perder. Me convertí en una alma solitaria en busca de su luz. En busca de una esperanza, por más perdida que este.
Porque mientras haya vida hay esperanza.

             *SUENA LA CAMPANA*

—¡Vamos Nick!— guardo mi libro y tiro del brazo de Nick para que haga lo mismo.

—Alumnos no olviden que la próxima semana tienen evaluación de Historia; que pasen un buen fin de semana.— el profesor guarda rápido sus cosas y se retira.

—Así que... ¿Qué harás hoy?— le dice Nick a una de nuestras compañeras.

Definitivamente Nick es todo un galán, no voy a negarlo es tierno, atento, cariñoso, guapo, respetuoso, caballeroso y uff... le encanta seducir a las chicas del instituto; aunque realmente no guste de ninguna. Nick es como hermano; nos conocemos desde fetos prácticamente.
Él practica básquet; fútbol; natación y aveces juega voley conmigo. Sinceramente juega mucho mejor que yo.

—¡Nick!— me cruzo de brazos.

—Lo siento chica... pero mi favorita me llama.— interrumpió la invitación de la chica para decirle que yo lo llamaba; es tan infantil.

—¿Nos vamos?— pone un brazo sobre mi cuello.

—Claro Nicky.— bufo.

—¿Y qué piensas hacer hoy Clarisa?— mi nombre es Clarison pero Nick ama tanto molestarme que me cambio de nombre en todas las redes y me ha puesto "Clarisa la mas tisa".

—Pues lo mismo de siempre supongo.— arqueo una ceja y suelto un suspiro agotador.

—¿Qué te parece si hoy almuerzas en mi casa y hacemos algo diferente de todos los días? — coge su teléfono y comienza a marcar.

A que ser realistas; mi mejor amigo ama molestarme; recuerdo la última vez que me invitó a almorzar en su casa; ese día no pude dormir, ya que él me hizo probar la Flyboard, que significa patineta acuática, es una tabla que esta unida a una enorme manguera de 23 metros que conecta con una moto acuática; ya que a mayor velocidad, mayor presión del agua; y por lo tanto mayor altura. En la Flyboard puedes ver la inmensidad del mar y a las diminutas personas.

—Em... no estoy segura.— Desvío mi vista.

—¡Aló! Si seño soy nicky; ¿Cómo esta usted?

—¡Ah! Yo muy bien gracias... señito le quería pedir permiso para que Clari almuerze en my house... mmm... entiendo;  bien seño gracias.

Espero que haya dicho que no.

—Buenas noticias Clarisa; tu mamá te dió permiso.— sonríe y yo hago lo mismo, solo que mi sonrisa es fingida.

—Para tu gran suerte hoy separé dos entradas para un concierto.-realmente eso sí me alegra; ya que no haríamos nada extremo esta vez.

Fuimos recogidos por el hermano mayor de Nick, Ian un tipo bien fornido; alto; muy blanco; sus ojos son iguales a los de Nick; Ian trabajó en la compañía de su familia, es el gerente general.
Nick se sentó adelante y no dejaba de verse al espejo del auto; mientras que yo aproveché en leer.

Un sabio escucha, mira, aprende, conoce, y se equivoca.
¿Quién no se ha equivocado alguna vez?
¿Quién no ha querido volver el tiempo atrás?
Tal vez para arreglar algo; para pasar más tiempo con las persona que hoy en día ya no tienes a tu lado; y más.
Yo sinceramente quize volver el tiempo atrás; no para arreglar algo, si no para volver a vivir esos momentos muy especiales para mí, el momento en el cual todos eran felices.
¡Y sí! Me hubiese encantado que mi abuela vuelva; pero eso ya no sera posible.
Me encuentro presa de la melancolía; atrapada en un mundo sin sentido alguno de lo que tienes que ser, o lo que tienes que demostrar para encajar.

—¡Clarison! Ya llegamos.— la voz de Nick me hace volver en sí.

Bajamos del auto y nos dirigímos a la entrada donde de encontraba la señora Mormont con una extensa somrisa de oreja a oreja; la señora Mormont es una señora muy distinguida, ama los vestidos y más lo de colores fríos. Su vestido azul hace juego con sus tacos Foresta de color negro; su maquillaje perfecto y sus joyas hacen un juego completo que demuestra el mejor vestuario del día.

—¡Hola cariño!— Dice la señora Rosset dándole un cálido abrazo a su hijo.

—Hola madre; ha venido Clarisa; la he invitado a almorzar con nosotros.— dice Nick poniendo su brazo sobre mis hombros.

—Me encojo de hombros.— Hola señito.— le doy un beso en la mejilla.

—¡Clarison! Que enorme gusto tenerte por aquí.— suelta otra sonrisa de oreja a oreja.

—Si señito gracias

—No me digas señito; me haces sentir vieja; dime Rosset; con confianza Clari.— dice cariñosa la mamá de Nick.

—¡Señora Mormont! Esta servido el almuerzo.— dice el mayordomo.

—¡Braulio! Pon un plato más que la señorita Clarison va a almorzar con nosotros.— el mayordomo asiente.

Never Let You Go  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora