"Respira, respira, respira" se decía mentalmente, pero no lo podía hacer.
"Débora, cálmate. Solo tienes que acercarte a él y decirle hola" le dijo se amiga.
Las dos chicas estaban sentadas en el patio de comida del centro comercial de su ciudad. La amiga de Débora le había retado a que vaya y hable con aquel chico sentado en la mesa continúa.
No era un reto cualquiera, porque ese joven era Mario, el chico que le había gustado a Débora desde el jardín. Y ella hasta el momento no reunía el coraje para decirle cuánto le gustaba.
"Mario" gritó su amiga desde dónde estaba sentada. El chico volteó y Débora sintió sus mejillas enrojecer.
"Hola Débora y... Perdón, no soy bueno con los nombres" respondió el chico parándose y acercándose a la mesa de las chicas.
"Raquel, soy Raquel. Es un gusto..." Comenzó a decir su amiga pero de casualidad mira su celular y grita: "Débora, disculpa, nos vemos luego! Mi mamá me va a matar por llegar tarde".
"Raquel" la llama, pero su amiga ya SE había ido. "Hola Mario" añade luego.
Las mejillas del chico se tornaron rosadas y varios pensamientos cruzaban por la mente de la chica.
Silencio. Ninguno de los dos hablaba. Pero por alguna graciosa razón, aquel silencio no era incómodo, más bien, agradable.
Empezaron a sonreír simultáneamente. Las personas al mirarlos podían notar cierta conexión.
"Mario..." Comenzó a decir Débora, pero él se acercó más y la calló con un dulce beso.
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One Hundred Seventy Eight Story
Non-FictionA una chica le puede suceder todo tipo de sucesos favorables; a otra, desfavorables. Un hermano puede ser el favorito de mamá; el otro, el de papá. Tal vez puedas encontrar a tu hermano perdido. Tu famoso favorito pueda llegar a la puerta de tu casa...