El comienzo

89 7 0
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Ian

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Ian.

Éramos muy jóvenes cuando nos enamoramos. Estábamos locos en uno por el otro. Desatábamos nuestra pasión en todo momento sin pensar en nada más que amarnos. Y ocurrió, Mayte se quedó embarazada.

Al principio estábamos muy asustados, estábamos en esa edad en la que ya nos creíamos adultos y decidimos formar una familia. Los principios fueron perfectos, hemosos, algo mágico, pero he de reconocer que con el tiempo aquello se me hizo tan grande que empecé a echar de menos mi vida de adolescente y mi juventud.

Yo quería vivir como los otros chicos de mi edad, pero tenía responsabilidades y así fue como empecé a fallar como padre y como marido. Veía a mi mujer tan responsable... A mi hijo que me demandaba como padre y empecé a sentir que me ahogaba, necesitaba vivir para mí y así fue. Empecé con mis corredurias y a alejarme de mi familia poco a poco para vivir la vida que yo creía que me correspondía por mi edad.

Juro por Dios que amaba a mi mujer y a mi hijo más que a mi propia vida, pero mi sed de libertad me hizo ir perdiéndolos poco a poco.
Mayte dejó de mirarme con esos ojos de enamorada que tan loco me volvían, llegó un punto en que apenas me dejaba tocarla, por aquel entonces sus ojos ya sólo reflejaban todo el dolor que yo le causaba.

La enamoraba una y otra vez, pero aquello duraba poco porque yo volvía a las andadas y llegó un momento en que ya mis armas de seducción y mis cortos tiempos de estabilidad  ya no le eran suficiente, veía como los perdía definitivamente, pero tampoco era capaz de dejar escapar esa libertad que yo tanto ansiaba a pesar de lo mucho que la amaba.

Acabamos siendo solo compañeros, compartiamos casa, pero no dormitorio y se cansó de amarme, de cuidarme y sobretodo, se cansó de perdonarme.
         
          *****************************

                    *****************************

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Yan.

Un día druro de trabajo, mucho estrés. No me apetecía nada meterme en casa y estar sola, así que entré en un bar de copas que había cerca de mi casa y pedí un mojito y allí estaba él. Lo ví triste y pensativo, era guapísimo, muy varonil y no pude evitar quedarme mirándolo, sin darme cuenta de que él había también clavado su mirada en mí.

Al ver que se levantaba y cogiendo su copa se dirigía a mí, no pude evitar ponerme nerviosa y mi corazón empezó a acelerarse, causándome así aún más nerviosismo.
- Hola - me saludó con una sonrisa tan perfecta, tan seductora que noté como me ardía la cara, dándome cuenta de que estaba totalmente ruborizada.
- Hola - le contesté tímidamente.
- ¿Puedo sentarme a tu lado y terminar contigo mi copa? - Dios!!! Es perfecto!!, pensé.
- Por supuesto que sí - contesté lo más tranquila posible para que no notara mi perturbación ante su presencia.
- Soy Ian, ¿y tú?
- Yanina, pero me puedes llamar Yan - le ofrecí mi mano para estrechar la suya y el la tomó y al mismo tiempo me besó en la mejilla.

Estaba a punto de desvanecerme, que bien huele!! Tan encantador... Ese hombre era perfecto por Dios!! Al rato ya conversábamos de todo un poco, también me explico que estaba separado, que su matrimonio había hecho aguas desde hace mucho tiempo, y yo también le expliqué a groso modo algunas cosas sobre mi vida.

Y así fue como conocí al hombre que acabaría siendo mi peor pesadilla y el culpable del sufrimiento de muchas otras personas.

        ******************************

        ******************************

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Mayte.

Creía que ya nada que estuviera relacionado con mi marido podría hacerme daño. Pobre ilusa. El día que lo escuché hablando con su actual pareja, me creí morir. ¿Por qué me sentía así?, aún no sé el porque ya que llevábamos más de un año sin hacer vida matrimonial.

Seguíamos viviendo en la misma casa, quizás por rutina, por costumbre o porque no tuve el valor decirle que se fuera de la casa que también había sido su hogar durante años. Cuando colgó el teléfono, descargué toda mi cólera y tuvimos una gran discusión.
Kevin, nuestro hijo, se había quedado a dormir en casa de un amigo, por lo que no había ningún motivo para retener toda mi ira.

- ¿Se puede saber quién es esa con quién hablabas? - prácticamente le escupí estas palabras a escasos centímetros de su cara.
- ¡¡A ti que te importa!! - contestó con una sonrisa irónica para continuar diciendo - Fuiste tú la que decidiste dejar de ser mi mujer hace ya mucho tiempo.
- ¡¡Claro!! - exclamé en un grito y alzando las manos al techo - Yo fui la que tomó esa decisión ¡¡porque tenía el mejor marido del mundo!! - le contesté con sarcasmo.

Ian empezó también a levantar la voz.
- ¡¡Vale sí!!.... Quizás no haya sido el mejor marido y padre del mundo - a lo que yo le conteste irónicamente - ¿ Quizás ?...¡¡JA!! - mientras él replicó - Pero tu también tienes tu parte de culpa.
- Ah, ¿si? - dije cruzándome de brazos - ¡sorpréndeme! ¿en que fallé?, aparte de en las miles de veces que te perdoné - dije esto haciendo irónicas muecas que aún lo pusieron más furioso.

- Pues por ser tan sumamente responsable, ¡que pareciamos un par de viejos en plena adolescencia! -contestó a pleno grito.
- ¡¡Ohhhhh!! Perdona por dedicarme a trabajar, a cuidar de nuestro hogar, de nuestro hijo y de tí. Cometí un gran crimen ¡¡mátenme por ello!! - dije con todo el sarcasmo que pude expresar.
- Quizás si todo no hubiera cambiado tanto, yo habría podido ser más permisible y hubiera dado más de mí - ¿¡¡pero será egoísta e inmaduro!!?, pensé.

- Quizás si en vez de comportarte casi diariamente como un adolescente irresponsable, hubiéramos tenido más tiempo para disfrutar de esa juventud juntos, pero solo mirabas por ti y yéndote casi diariamente a disfrutar de tu juventud sin pensar en mí, en que podríamos haber hecho juntos de vez en cuando....pero no a ti eso no te bastaba... - dije esto ya en un tono de voz más bajo, estaba cansada de todo aquello, no quería seguir discutiendo ni sufriendo por algo que ya no tenía remedio.

Cogí mi bolso y me giré hacia él que estaba sentado con los codos sobre sus rodillas y la cara cubierta por sus manos.
- Me voy con mi hermana, ahora que ya tienes con quien irte espero que cuando lleguemos a casa tu hijo y yo, ya no estés aquí - dije esto sintiéndome muy triste de repente - Deja las llaves encima de la mesa cuando te vayas. - Adiós Ian, que te vaya bien.

Alzó su cabeza y me miró con lágrimas en los ojos, eso me hizo sentirme menos tonta al no ser la única que se despedía con lágrimas recorriendo mi rostro.

        ********************************

Historias cruzadas por la pasión.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora