Pasando página.

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Llegué a casa de mi hermana muy nerviosa, en cuanto abrió la puerta me eché a llorar en sus brazos, al oír mi llanto mi cuñado se acercó enseguida.
- Mayte, ¿qué te ha pasado? - preguntó mi cuñado preocupado, pero yo solo podía llorar sin articular ninguna palabra.
- ¿Kevin está bien? - preguntó mi hermana un poco asustada, yo asentí con la cabeza.
- Sí, él pasa la noche en casa de un amigo. Es Ian, se marcha esta misma noche de casa. Matt me miraba atónito.

- ¿Y qué? ¿Donde está el problema? - preguntó San como si nada pasara, Matt la miró con un gesto de incredulidad.
-¿Qué? ¿Por qué me miras así, Matt?
- Porque podrías tener un poquito más de tacto, ¿no crees cariño? - le decía entre gestos de incomprensión por su actitud.
- ¿Por qué? Era absurdo que siguieran viviendo en la misma casa si ya no se aman y no tienen una relación matrimonial, esto hace tiempo que debería haber ocurrido - le dijo San con tono airado a Matt, mientras que este gesticulaba con los brazos y andaba de un lugar a otro incrédulo por la forma en que San se tomaba el tema.

- San, por favor - le rogué.
- Es que ¿acaso aún lo amas May? - me preguntó mirándome con los ojos abiertos como platos.
- ¡No! Claro que no lo amo como lo amaba, pero no puedo dejar de sentir un cierto cariño por él San, ¡es el padre de mi hijo! Y el hombre con el que he compartido mi vida durante muchos años y no puedo evitar sentir tristeza - le dije mientras volvían a brotar lágrimas de mis ojos.
- Está bien, lo siento, quizás fui un poco brusca - Matt al escuchar eso la miró haciendo un gesto de fastidio y mi hermana le dirigió una intensa mirada mientras hacía movimientos con su cabeza y hombros como reconociendo su error.

Todos estabamos en silencio con la cabeza agachada cuando el móvil de Matt empezó a sonar, miró la pantalla y tras un suspiro contestó.
- ¡Ey Colín! ¿cómo va? - contestó sonriendo.
- Bien tío, preparando las cosas para el concierto, no lleguéis tarde como siempre - le interpeló su amigo al otro lado del teléfono.
- No sé, Colín, ha surgido un imprevisto y la verdad es que no creo que vayamos a poder ir - dijo Matt con voz de decepción.
- ¡Joder tío! ¿Qué motivo tienes ahora para no venir? siempre tienes una excusa macho.
- No tío en serio, no te mosquees, es algo de familia, de verdad que no es ninguna excusa - le contesto a su amigo algo apenado.
- Bueno tío, pues nada, otra vez será, espero que no sea nada grave, si me necesitas ya sabes donde estoy - le contestó su amigo en un tono más calmado.
- Ok, Colín, y lo siento hermano - Matt se despide de su amigo y cuelga el teléfono.

- Parece que teníais planes y os los he fastidiado, lo siento - les dije apenada.
- Tranquila cuñada, ya iremos al próximo - me dijo Matt sonriente mientras dejaba caer su brazo por mis hombros animándome para que no me sintiera mal por ello.
- Colín... ¿Es ese chico siniestro que trabaja en Carter Corp? - Matt suelta una carcajada.
- Lo de Colín es solo fachada May, en realidad es un buen tipo y un buen amigo - contestó Matt sin dejar de reír - Tiene un grupo de metal donde es el cantante y guitarrista y hoy tenía un concierto en el Starlite, pero no te preocupes, ya hemos visto muchos de sus conciertos y habrán muchos más.

- Y ¿por qué no hacemos una cosa? - ambos miramos a mi hermana expectantes - podríamos ir los tres, sería genial y sería una buena manera de que desconectes y te relajes un poco - San dijo esto mirándome muy contenta por su idea.
- No San de veras, id vosotros, en serio, yo me quedo aquí tranquila viendo TV - le contesté desmotivada.
- Cuñadita, creo que tu hermana tiene razón, será divertido, vaaa... vaaa... porfiii... porfiii - Matt me miraba con ojitos de corderito y con las manos juntas como si rezase imitando a un niño pequeño, no pude evitar reírme ante su ocurrencia.
- Esta bien ¡vale! ... Vayamos, quedándome encerrada no se solucionará mi vida y no me matará un poco de diversión - dije en un falso tono de resignación.

Matt y San empezaron a comportarse como adolescentes en su primer baile de instituto.
Me hacían reír, ¡que haría yo sin estos dos loquitos en mi vida!. Cuando llegamos al Starlite, estaba repleto de gente. Colín ya estaba en el escenario cantando. A pesar de que me daba un aspecto siniestro, siempre me pareció atractivo, pero verle ahí subido en el escenario, alumbrado por los focos y disfrutando con lo que hacía y con tanta vitalidad que desbordaba, lo encontré mucho más atractivo e interesante aún.

- Chicas, vamos hacia delante del escenario para que vea que al final hemos venido, se alegrará de vernos - Matt tomó de la mano a San y ésta a mí para abrirnos paso entre la gente. Había un montón de adolescentes saltando y gritando mientras se comían con los ojos a los integrantes del grupo. Eran dos chicos más aparte de Colín, un chico rubio muy mono que tocaba la batería y otro castaño con una cicatriz en la cara con aire de chico duro y misterioso que tocaba el bajo.

En el camino, venía pensando que qué iba a pintar yo aquí, pero la verdad es que me estaba gustando el ambiente y la vistas al escenario - ¿pero qué estoy diciendo?. Cuando llegamos delante del escenario, Matt le hizo una señal con la mano a Colín para que supiera que estábamos allí. Al verlo, sonrió mirándolos con una sonrisa y al verme a mí, clavó sus ojos en los míos. ¡¡Dios!! No podía apartar mi vista de él. De pronto me guiña el ojo y yo bajo la mirada con una sonrisa vergonzosa.

Durante la actuación de Colín, San y yo bailábamos como locas, nos lo estábamos pasando genial, Matt no paraba de reír de vernos disfrutar como crías. Lo cierto es que fue un gran acierto venir y vaciar mi mente de todo lo ocurrido y también es que me gustaba admirar a Colín, al que no pude evitar mirar innumerables veces y él me había pillado otras tantas haciéndolo y en cada ocasión me dedicaba las más lindas de sus sonrisas y algún que otro guiño de ojo.

Cuando acabó el concierto, Matt, San y yo fuimos a la mesa que teníamos reservada, demasiado grande sólo para nosotros tres, pensé, pero no le di más importancia y me dejé caer en la silla totalmente agotada.
- Dime cuñada, ¿qué te pido para beber? - me preguntó Matt al que se le veía que se divertía y estaba pletórico.
- Una caipiriña de fresa, por favor Matt - le dije sin apenas poder hablar del cansancio de dar saltos y más saltos.
- ¿Y tú, princesa?
- Lo mismo que mi hermana, amor - contestó San. Cuando Matt volvió con las bebidas, lo vi mirar por encima de mi hombro y sonreirle a alguien, no me dió tiempo de girarme cuando oí su voz...

Historias cruzadas por la pasión.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora