XVII

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Tomé el dorso de su mano izquierda y la acerqué a mi pecho

-¿Lo sientes?-le pregunté.

Mi corazón latía tan violento, que si respiraba, de seguro se fugaba a la par con mi aliento.

La luna se reflejaba tan magnífica entre sus ojos, y sus ojos tan perfectos entre los mios.

El frío nos hacía tan vulnerables.

Y la noche nos incitaba a arrancarnos cada órgano, cada tejido, cada célula.

Tan solo se acercó.

La tomé por la cintura.

La miré a los ojos, y suavemente fui acariciando sus labios.

Nuestras almas se fundieron, el tiempo no pasaba y la luna llena contemplaba a dos corazones que estaban destinados a estar juntos hasta el fin de los tiempos.

¡¡Riiiiing!¡ ¡¡Riiiiiing!!
...

Versos en la luna ☽ ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora