Capítulo 3. Doce años después.

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Desde el día en que Sebas le quemó la cara a Álvaro, Eric y él eran inseparables, estaban siempre juntos en el colegio, por las tardes y los fines de semana, casi nunca discutían y se entendían muy bien. Su relación con Álvaro y Lorena no mejoró y como ellos eran dos chicos que prometían toda la clase estaba de parte de ellos, además de que la mayoría de la clase pensaba que Eric acabaría viviendo con los Homo Sapiens y creían que su poder era una inutilidad en todos los sentidos.

Lo que nadie negaba es que Eric se había convertido en un chico atractivo, había crecido mucho y medía casi 1.80, tenía el pelo castaño y un corte bastante moderno que le quedaba bien a su cara ovalada y con una barba de 3 días, siempre se la recortaba para que le quedara ese aspecto, aunque no era un chico que le gustara ir al gimnasio desarrolló su cuerpo de tal manera de que estaba delgado y un poco marcado, y luego sus ojos grises le terminaban de dar ese atractivo pero como su poder no era nada respetado, ninguna chica tuvo ningún tipo de interés por él en ningún momento y si alguna lo tuvo, nunca lo mostró.

Sebas en cambio, estaba igual que de niño, seguía con su piel pálida y su pelo rubio aunque algo más escurecido, su mirada negra seguía siendo lo que lo hacía más interesante, también era un chico delgado, tanto que a veces los huesos se le marcaba de más, tampoco era de ligar mucho aunque también era un chico atractivo, su poder era uno de los más respetados pero ser mejor amigo de Eric provocaba que su popularidad estuviera por los suelos, algo que por otra parte no le importaba, prefería tener un amigo de verdad a muchos amigos falsos.

Ambos estaban en edad de desarrollar sus poderes por completo, tal vez llegaran a cumplir los 18 años o tal vez sería un poco antes. Todo el mundo sabía que Sebas podría irrigar el fuego por todo su cuerpo pudiendo llegar a hacer pequeños vuelos, aunque no muy largos, Eric en cambio no se sabía que podría ser, tal vez fuera como Álvaro recalcó una vez en modo de burla, que simplemente fuera capaz de sentir los que otros sienten pero a más distancia, lo que demostraba que su poder seguía siendo inútil.

Ese día ambos estaban nerviosos, iban a tener la charla en la que les hablarían de los posibles trabajos a los que podrían aspirar, cabe destacar que en Quiesdorenia no existía el dinero, todo era gratis, lo único que tenía que hacer la gente era afrontar un puesto de trabajo en el que su poder fuera útil y a cambio podría acceder a los beneficios de la sociedad, tanto lo básico como llenar la nevera como lo caro como tener un buen coche.

En cuanto dieron las 10 de la mañana toda la clase de Eric se dirigió al despacho del director que es donde tendrían la entrevista con Ricardo de Saboya, el referente regional, como Eric se apellidaba Castillo fue de los primero en entrar.

−Bueno, espero que no llores mucho cuando te diga que tienes que irte a vivir con los Homo Sapiens –dijo entre risas Álvaro, que también estaba igual que de niño, incluido sus dietes de ratón –por lo menos no tendremos que verte más.

−En serio, no me ofendes –dijo Eric con una sonrisa –realmente me das pena, te parecerá absurdo mi poder y todo lo que quieras, pero al menos tengo una familia que me quiere y me acepta cosa que tu no, y la única manera de sentirte mejor es meterte conmigo pero ¿realmente te sientes mejor? –preguntó en un susurro.

−Deja de meterte en mi cabeza o corazón o lo que sea que hagas –dijo Álvaro con asco.

−Das autentica pena –dijo Eric antes de entrar al despacho del director.

El despacho estaba decorado diferente a cuando lo visitó de niño ya que en ese tiempo habían cambiado de director, Ricardo estaba sentado rellenando unos papeles, ni siquiera se dio cuenta de que Eric había entrado.

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