Capítulo 5. La graduación.

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−¿Vistes lo que bien que María esquivó al León? –preguntó Lucía, una chica de la clase de Eric.

−Si, a Juanma le costó un poco –dijo entre risas Mario, otro compañero.

−Fue un espectáculo genial, que pena que no pase todos los años, mucha gente se lo pierde –volvió a decir Lucía.

−Claro que sí, un espectáculo maravilloso, que se lo digan a Juanma en el avión mientras se aleja de sus seres queridos –dijo Sebas con ironía metiéndose en la conversación.

−¿Qué quieres decir Sebastián? –preguntó Mario poniéndose muy serio.

−Prefiero Sebas, gracias –dijo fríamente –quiero decir que no sé cómo os puede gustar que se obligue a alguien a abandonar su hogar y su gente.

−Claro, que tú lo entiendes muy bien –dijo Lucia con tono burlón –como a ti te van a separar de tu amiguito –Mario y Lucía rompieron en carcajadas.

−Tal vez mi amiguito no se va tan lejos como creéis –empezó a decir Sebas con chulería −¿o no Eric?

−¿El qué? –preguntó Eric muy distraído.

−¿Estás escuchando? ¿Qué te pasa?

−Nada –contestó Eric –solo estaba pensando en mis cosas.

−(ja, ja, ja) –empezaron a reírse Lucía y Mario –mira como no le interesa la conversación, porque sabe que pronto estará con Juanma –dijo Lucía con malicia y ambos alejaron su pupitre dejando ahí a Sebas y a Eric.

−Tío ¿en qué piensas? –empezó a reprochar Sebas –me has dejado con el culo al aire.

−¿Con el culo al aire?

−Se estaban burlando que ibas a tener que irte a New America.

−¿Qué más da? Pronto tendrán que cerrar su grasienta bocaza.

−Vale tío, ¿en qué pensabas?

−En anoche –dijo sonriendo.

El día anterior Eric había empatizado el poder de un volador y esa noche decidió salir a volar por ahí, siempre le habría gustado poder hacerlo y ahora por fin podía.

Se levantó a las tres de la mañana y se dirigió al descampado donde solía quedar con Sebas, con las horas que eran y lo apartado que estaba era difícil que alguien lo viera. Se puso su abrigo de plumas, un gorro de lana, guantes y bufanda, era una noche cálida pero volar a tanta altura seguro que daba algo de frío.

Cuando llegó al descampado se concentró en el volador que vio y del cual había empatizado el poder, en un principio sintió una corriente que iba desde el cerebro hasta los pies, en ese momento pequeñas brisas de aire empezaron a surgir de él y a mover las pequeñas hierbas que le rodeaban, la brisa se fue convirtiendo en un pequeño viento huracanado y enseguida empezó a elevarse hasta encontrarse a unos centímetros del suelo. La sensación de vencer a la gravedad fue mucho mejor que cuando descubrió que podía empatizar los poderes.

Eric se siguió elevando hacía arriba poco a poco mientras observaba como el suelo se iba haciendo más pequeño, al tiempo que el suelo se volvía más pequeño el frio aumentaba. Paró de subir la altitud cuando se vio rodeado de nubes, inclinó con cuidado su cuerpo hasta estar en decúbito prono y empezó a acelerar hacía el horizonte.

La sensación le libertad le embriagó por completo, nunca en sus 18 años se había sentido mejor, todos sus compañeros de clase preocupándose por sacarse el carnet de conducir, excepto los que por su poderes se pueden desplazar de otra manera, y él volando por los cielos sin preocupaciones.

Homo HerosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora